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INDICADOR POLÍTICO
Como estaba previsto en el plan de vuelo opositor que había diseñado el presidente López Obrador, la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz ha comenzado a desmoronarse porque estaba pensada sólo para un escenario bipartidista. Lo malo de las circunstancias opositoras es que el bloque de la derecha no previó una candidatura de relevo y tendrá que llegar con la candidata hasta las elecciones de junio de 2024.
Xóchitl y la coalición opositora se han dedicado a hacer una campaña mediática, mientras Morena sigue consolidando la estructura operativa del sistema/régimen/Estado. La desesperación de la candidata opositora se revela en comportamientos nerviosos que exhiben sus puntos débiles: mientras todas las encuestas formales dan ventaja a Claudia Sheinbaum de hasta 25 puntos porcentuales, la senadora Gálvez Ruiz celebra que haya recortado diferencias y se encuentre a menos de un dígito de la candidata oficial.
La compra de expectativas con declaraciones poco razonadas y nada razonables no es nueva en la oposición que percibe la inminencia de la derrota. En las elecciones para gobernadora en el Estado de México el pasado junio, la candidata de la coalición PRI-PAN-PRD, Alejandra del Moral, anunció de pronto que ya había recortado la ventaja respecto de la candidata de Morena e inclusive le había dado la voltereta a las tendencias de las encuestas que le daban hasta dos dígitos de ventaja a la entonces opositora Delfina Gómez. Se trató de una declaración manipulada y engañosa que no tuvo efecto en las elecciones y el resultado formal benefició a Morena con 8 puntos de ventaja.
El grito de la senadora Gálvez de que ya recortó ventaja y está a un dígito de la candidata de Morena careció de una estrategia de la coalición opositora y reveló las preocupaciones de quienes la apostaron a una candidatura única contra la candidata oficial. El efecto de la desmesura en la manipulación de supuestas encuestas de las que sólo se manejan conclusiones sin acreditar empresas que garanticen las cifras suele ser el indicio de que a la oposición se le acabaron las ideas.
La estrategia de Claudio X. González, la Coparmex, el PRIANREDE y una larga lista de membretes insustanciales bajo la cobertura de sociedad civil estaba basada en la existencia de una sola candidatura de la oposición, de tal manera que la polarización pudiera manipularse en las urnas casi como segunda vuelta electoral. Pero hasta ahora se prevé activismo de Marcelo Ebrard que no beneficia a la senadora Gálvez, la candidatura independiente del ultraderechista Eduardo Verástegui, el registro como aspirante a candidato independiente del exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz y los indicios de que hasta ahora Movimiento Ciudadano pudiera asistir a las elecciones presidenciales con la candidatura del gobernador neoleonés Samuel García.
Este escenario presentaría una consolidación del avance electoral de Morena, en tanto que Ebrard se dio cuenta que no había futuro fuera del lopezobradorismo ya estaría redocumentando su relación de dependencia, con el dato adicional de que su asociación política pudiera derivar en un nuevo partido político hasta el próximo sexenio. Pero es casi seguro que de ahora a las elecciones haya otros candidatos opositores.
La competencia en las elecciones presidenciales se dará en las estructuras político-electorales de los candidatos, con 22 gobernadores morenistas, una popularidad presidencial todavía alta y la política social que inventó el PRI con Miguel Alemán como la garantía de la lealtad electoral de la sociedad mayoritaria que se beneficia del gasto social. Del lado opositor no existe estructura partidista electoral: el PAN se mueve por el impulso de las clases medias altas, el PRI perdió su base territorial la relación sectores productivos-votos cautivos y el PRD se quedó sin simpatizantes cuando dejó de tener presupuesto asistencialista.
La caída electoral del PRIANREDE-Claudio X. en el Estado de México y la tendencia mayoritaria de votos a favor de Morena en Ciudad de México dejaron a la oposición con menores espacios de movilización electoral, mientras su candidata Xóchitl Gálvez Ruiz carece de estructura electoral.
La última expectativa opositora estaba en la ruptura de Ebrard que nunca llegó.
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