Radar Político: Parra, se adorna…
PACHUCA, Hgo., 23 de septiembre de 2024.- La creación de políticas públicas enfrenta un dilema constante: optar por enfoques integradores que contemplen la complejidad de los problemas sociales o abordar estas cuestiones desde un marco específico.
Tradicionalmente, los gobiernos han abordado los problemas públicos desde sectores o áreas determinadas. Este enfoque ha demostrado ser efectivo para cuestiones técnicas, pero ha fallado rotundamente en desafíos más complejos y multifacéticos, como la pobreza, la desigualdad o el cambio climático.
Al priorizar solo un aspecto de un problema, la política pública pierde de vista la interrelación entre diferentes variables, ignorando contextos y dejando de lado a actores clave en la solución de los problemas.
Frente a esta visión segmentada, surge con fuerza la noción de políticas públicas integradoras. Este enfoque reconoce la necesidad de coordinar los esfuerzos entre sectores, entender las complejidades interrelacionadas de los problemas y, lo más importante, poner a las personas en el centro de la planificación.
Una política pública integradora no sólo considera los impactos sociales, económicos y ambientales de manera conjunta, sino que también da voz a los actores más afectados por la problemática que pretende resolver.
Esto exige una mirada holística, donde las políticas sociales, económicas, culturales y tecnológicas no se consideren como compartimentos estancos, sino como partes de un mismo sistema interdependiente.
Cuando se aplican políticas fragmentadas, los gobiernos corren el riesgo de profundizar desigualdades. Por ejemplo, una política económica enfocada únicamente en el crecimiento del PIB puede ignorar cuestiones de equidad, llevando a que sectores vulnerables no reciban beneficios y queden más rezagados.
En cambio, un enfoque integrador entiende que el crecimiento económico debe ir acompañado de políticas sociales que garanticen que todos los ciudadanos, independientemente de su posición socioeconómica, puedan participar y beneficiarse de dicho crecimiento.
Sin embargo, planificar de manera integral presenta sus propios desafíos. No es sencillo articular esfuerzos de distintos actores y sectores. Para lograrlo, se requiere un cambio en la forma en que se piensa la gobernanza.
Las políticas públicas integradoras no solo dependen de la capacidad del gobierno para coordinar esfuerzos, sino también de la participación activa de la sociedad civil, la academia, el sector privado y otros actores. Es en este diálogo constante entre sectores donde se pueden forjar soluciones más sostenibles, inclusivas y justas.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.