Radar Político: Cruz Azul, fin de un capítulo
PACHUCA, Hgo., 20 de enero de 2025.- Corría el año de 1987 cuando el PRI, en plena era del corporativismo, destapó al economista Carlos Salinas de Gortari como su candidato presidencial. El anuncio, aunque esperado, desató tensiones en el interior del partido oficialista, pues meses antes el movimiento liderado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez ganó fuerza, cuestionando abiertamente los excesos del “dedazo” y la injerencia gubernamental en la designación de candidatos. Este rompimiento marcó un antes y un después en la política mexicana.
Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del expresidente Lázaro Cárdenas, canalizó un amplio apoyo gracias a su crítica al sistema, sus propuestas reformistas y su herencia política. Su figura generaba simpatía en sectores clave como el gremio petrolero, que veía con buenos ojos su proyecto, aunque no lo manifestara abiertamente. Para el gobierno priista, este panorama encendió alarmas.
Ante el creciente descontento, el PRI recurrió a sus principales aliados corporativos: la CNC, la CTM y la CNOP. Cada sector cumplía su función estratégica para movilizar a las masas. En ese contexto, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se erigió como un pilar fundamental. Carlos Jonguitud Barrios, líder del sindicato durante tres lustros, fue clave en asegurar la participación magisterial en la campaña de Salinas. El PRI le pagó anticipadamente al postularlo al Senado por su natal San Luis Potosí.
El evento cumbre de esa estrategia tuvo lugar en el estadio Cuauhtémoc de Puebla. A diferencia de prácticas coercitivas anteriores, esta vez se apeló a incentivos más sutiles: un megapuente por el Día de Todos Santos y la promesa de un evento memorable. Los maestros de Hidalgo, por ejemplo, fueron convocados de la región Apan hacia Pachuca, solo en caso ofrecido incluirían a regiones más apartadas como la Huasteca.
El traslado comenzó a las 4:30 de la madrugada. Al llegar, los asistentes de Hidalgo fueron ubicados en las gradas generales, expuestos al frío matutino que pronto a los rayos del sol se transformó en intenso calor insoportable. Para nuestra sorpresa, los maestros tlaxcaltecas y poblanos llegaron cómodamente horas más tarde y disfrutaron de lugares privilegiados con sombra.
Falsamente hicieron creer que el evento iniciaría a las 10:30 de la mañana, sin embargo, fue pasado el mediodía. La espera, sumada al calor y la desorganización, mermó el ánimo de los asistentes.
Romeo Pérez dirigente de la sección XV del SNTE, dio la orden tajante que, a partir de esta hora, -10:30 A.M.- ningún maestro podía salir del estadio (obviamente la orden era exclusiva para el área de gradas generales) Esa orden causó furor magisterial pues los asistentes forzosamente tenían que estar bajo los estragos del sol.. emulando su vulnerabilidad como si fuesen tlaconetes en las mismas circunstancias.
Al iniciar el evento político los discursos de los oradores se alargaron interminablemente. Cuando finalmente Carlos Salinas tomó la palabra, el público ya estaba impaciente. Los murmullos iniciales pronto se transformaron en silbidos y, eventualmente, en un abucheo generalizado que obligó al candidato a acortar su discurso.
Aquel desaire no fue olvidado. Una vez en el poder, Salinas cobró las facturas. El líder sindical de Pemex enfrentó las consecuencias más severas, pero Carlos Jonguitud no quedó exento. Aunque conservó su escaño en el Senado, perdió el control del SNTE. En su lugar, Elba Esther Gordillo asumió la dirigencia, respaldada por figuras clave como Manuel Camacho Solís.
Retazo con Hueso: