Libros de ayer y hoy
No harán otro Tratado Guadalupe-Hidalgo
Enérgico el gobierno mexicano, se yergue contra acusaciones falsas de la Casa Blanca, en las que participa sin prueba alguna el Partido Acción Nacional (PAN) el gran perdedor de las elecciones que no ha podido deslindarse del sentenciado en Estados Unidos Genaro García Luna. El llamado de unidad que está haciendo la presidenta Claudia Sheinbaum la propia gente de Morena y los partidos aliados han ratificado su apoyo, así como infinidad de organizaciones entre ellas laborales. En el caso del PAN y el PRI, que se han negado a entrar en ese espacio de unidad, no hay que olvidar que durante la campaña electoral la candidata opositora y el dirigente priísta, estuvieron en el país del norte con ínfulas de entrega. La agresión de Donald Trump se sigue agrandando cada día, pero no estamos en el siglo XIX, allá por el 1848 cuando Estados Unidos nos invadió y logró cometer uno de los robos más descarados de la historia, la mitad de nuestro territorio. Hoy estamos en otro tipo de soluciones y Sheinbaum encara abiertamente el problema.
LES MOLESTA QUE NUESTRAS VIEJAS TIERRAS LES RECUERDEN DE DONDE SON
No cabe duda que ese desasosiego que los estadounidenses güeros tienen contra México, es el rebulle de nuestro recuerdo plantado en lo que fueron nuestras tierras y que conservan nuestra esencia. Está pelón dirían los albureros, quitarse una cultura tan grande como la nuestra, en acciones urdidas a partir de un ejército plantado y palabrejas hipócritas escritas en un documento en donde se habla de paz, amistad, arreglo definitivo, mientras afuera de la Villa Guadalupe-Hidalgo, donde se firmó la entrega, las armas se alzaban y México perdía 2 millones 300 mil kilómetros. Fue el 2 de febrero de 1848. En marzo de ese año el Senado gringo ratificó el tratado y en México el Congreso lo hizo en mayo. Fue hasta entonces que el ejército estadounidense abandonó lo que quedaba del antiguo México. Se habían robado con armas en nuestras sienes, la mitad de nuestro gran territorio. Tierra que equivale según datos, a la extensión, juntos, de 12 países: España, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Portugal, Suiza, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Hungría y Croacia.
GOBIERNOS VENDEPATRIAS COMO EL DE SANTA ANA, URDIERON LA ENTREGA
No gobernaba en ese momento Antonio López de Santa Ana que había entregado el poder en 1847 a uno de sus esbirros, Pedro María Anaya, el que lo entregó ese mismo año a otro esbirro del primero, Manuel de la Peña y Peña quien gobernaba cuando México fue obligado a entregar la mitad de su territorio tras la invasión gringa que culminó en 1848. Pero las ínfulas vendepatrias de López de Santa Ana claramente refrendadas por la historia, relacionan claramente la cesión más inicua de un país, que señala esa historia, con su persona. Había gobernado al país cuatro veces, desde 1833 a 1847, para regresar la quinta vez, en 1853-1855, intercalado ese tiempo con presidentes casi siempre a disposición suya. Historiadores señalan que el caso de Santa Ana era uno, pero que además se daban una serie de circunstancias en el país, la desunión entre ellas y el abandono de los terrenos del norte. Pero se necesitaba una voluntad vendepatrias para inculcar en el enemigo la posible cesión, la que se consignó en el tratado Guadalupe -Hidalgo. Gracias a ese robo descarado firmado por voluntades frágiles como la de Bernardo Couto, Miguel Uristáin y Luis Cuevas, avalados por de la Peña y Peña, México con la entrega de 15 millones de dólares, hizo posible la existencia de los actuales estados gringos California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah, y parte de Colorado y Wyoming.