
Ráfagas: Sectur Hidalgo, caravana con sombrero ajeno
Al considerar la magnitud del riesgo y lo impredecible del presidente Donald Trump, a México no le ha ido mal. La presidenta Sheinbaum ha sabido lidiar con él; nunca se podrá cantar victoria, pero lo más preocupante se ha contenido o resuelto en términos razonables. Las expresiones positivas de Trump a la presidenta Sheinbaum no son gratuitas ni engaño, de alguna manera es reconocimiento y algo que él casi no dispensa a nadie, respeto. Sus palabras se ratifican con las expresiones del secretario de Estado, Marco Rubio, también favorables a México y especialmente respetuosas a su modo de una relación a partir de la coordinación y comunicación.
El mérito cobra relieve si se considera lo acontecido con otros países y gobiernos, particularmente con Ucrania y su presidente Volodímir Zelenski, a quien EU ha traicionado para inclinar la balanza a favor de Rusia. Igual acontece con la alianza atlántica y la Unión Europea, en un inesperado lance que regresa a EU al aislacionismo bajo la ficción de ser la mejor manera de defender su interés frente al mundo; igual en el ámbito doméstico, Trump, junto a Elon Musk, abre frentes hacia todos lados. El primer mes de Trump no fue promisorio ni exitoso.
Los gobernantes populistas se engolosinan con el apoyo popular que les concede sus decisiones en el gobierno. Son mediáticos y esperan ganar el aplauso a partir del exceso, propio del candidato, pero diferente al del gobernante. Las cosas no van bien para Trump, como revelan los estudios de opinión. En la primera semana de gobierno en el indicador de Real Clear Politics, la aprobación era superior a cinco puntos, ahora es de 1.5 y en el sondeo del Washington Post/IPSOS de días pasados, su aprobación fue de -3%.
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