
La repatriación, una oportunidad para México
“Los aranceles no sólo sirven para proteger los empleos estadounidenses. Son para proteger el alma de nuestro país”. Mensaje de Trump al Congreso
En estos muy difíciles momentos del país debido a la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas a EU, la presidenta Sheibaum dice no entender la decisión. Resulta relevante porque es un problema prácticamente de todos los interlocutores de Trump, no sólo de ella, comprender la manera como decide, negocia y se conduce el hombre que preside el país más poderoso del mundo en términos económicos, influencia política y poder militar. Lo dicho por Trump en el Congreso da para que los mexicanos y la presidenta nos consideremos humillados y ofendidos, pero no podemos darnos por engañados.
Trump es semejante a López Obrador; personajes que se asumen víctimas y ven a su país perjudicado por el orden de cosas existente. Su misión más que política es moral, cuasi religiosa, por eso su prédica e intransigencia. Parten de verdades reveladas y asumen que hay que cambiar al sistema vigente, que en su imaginario es el origen del problema. Muchos consideran que sus palabras son impúdico narcisismo, casi impostura, pero que cederá finalmente a la razón. Error monumental del que hay una lastimosa evidencia pública: el viernes en el encuentro con el presidente Zelensky de Ucrania. Trump se asume y es poderoso. Él tiene las cartas y está dispuesto a imponerse a costa de todo, incluso comprometer las alianzas, acuerdos y el liderazgo norteamericano del mundo democrático. Sea dicho de paso, no tiene el menor sentido de decencia.
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