
Persistente negación
“La educación no es algo que se da, sino algo que se saca.”
— Shinichi Suzuki
PACHUCA, Hgo., 14 de mayo de 2025.-Existen numerosas anécdotas y relatos que dan cuenta del papel fundamental que desempeñan los docentes japoneses en su sociedad.
En Japón, el magisterio goza de un alto reconocimiento social, posición que no fue alcanzada por decreto, sino como resultado de la dedicación inquebrantable y el rigor con el que los maestros asumen su labor educativa. Un diario de circulación nacional relató una conmovedora historia: un profesor japonés falleció a causa de un derrame cerebral, atribuible al exceso de trabajo, ya que, según el propio medio, la docencia en ese país suele implicar jornadas que superan las 100 horas a la semana.
En contraste, resulta inevitable reflexionar sobre el progresivo debilitamiento de ciertos valores en otras latitudes, incluido nuestro país. La cultura japonesa sigue edificándose sobre principios que fortalecen el tejido social —como la gratitud hacia los maestros, la humildad ante el conocimiento y el sentido del deber—, mientras que en nuestras propias comunidades esos valores han comenzado a desdibujarse, relegados por dinámicas más utilitarias o inmediatas. Recuperar la centralidad de la educación como bien común exige no sólo reformas estructurales, sino también una renovación ética que devuelva al maestro su papel como formador de conciencia, guía moral y agente del porvenir.
En las redes sociales algunos docentes de la disidencia ironizaron el hecho que en el senado se plasme en letras doradas la frase “A las maestras y maestros de México, por su contribución al desarrollo del país” iniciativa propuesta por el dirigente del CEN del SNTE y Senador Alfonso Cepeda Salas.
Este hecho causa opiniones divididas, priorizan otras demandas quizás difíciles de resolver entre las que se encuentra regresar al décimo transitorio, el rechazo al pago de jubilaciones en UMAS entre otras más.
La sociedad debe revalorar el papel de la docencia, y el docente a su vez recobrar el liderazgo y la vocación dieron origen a su formación.
La frase en el senado puede ser un pequeño reconocimiento para los docentes, no debería ser desdeñada por los aludidos, desestimar dicho reconocimiento, bajo el argumento de su insuficiencia material, podría contribuir inadvertidamente a perpetuar la desvalorización del magisterio en la conciencia colectiva.
Tal vez por ello en el Congreso estatal, el diputado y docente José María Alejandro Pérez Ramírez subió a la tribuna para que en el muro de ese recinto legislativo quede perenemente el reconocimiento a los docentes con la frase que planteó el senador Alfonso Cepeda Salas.
Retazo con Hueso:
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