
Ráfagas: No dan una en la CDHEH
PACHUCA, Hgo., 19 de mayo de 2025.- En México, dos entidades federativas se encuentran en proceso electoral para renovar las presidencias municipales y surge una inquietud de fondo que pocas veces ocupa titulares: ¿están preparados los aspirantes para gobernar? No en términos de popularidad ni de estrategia electoral, sino en algo más elemental: la capacidad técnica, la profesionalización del cargo, el conocimiento del territorio, la preparación para enfrentar crisis y la visión para transformar realidades locales.
En México, gobernar un municipio es una de las tareas más significativas, honrosas y exigentes del servicio público. Sin embargo, en muchas ocasiones, quienes asumen este cargo lo hacen sin herramientas mínimas y con un entendimiento superficial de cómo las personas actúan en contextos específicos, guiadas por patrones culturales y creencias profundamente arraigadas en sus tradiciones.
El problema, evidentemente, es estructural. Está claro que se llega al cargo por ganar una elección, no por demostrar capacidad para gobernar. Y entonces ocurre lo predecible: improvisación en las decisiones, pérdida de confianza ciudadana, encuestas que castigan… y medios digitales que amplifican las cifras sin examinar las causas de fondo.
Gobernar un municipio es, sin exagerar, administrar una microrepública: seguridad, servicios, infraestructura, empleo, medio ambiente, cultura… todo eso con un presupuesto limitado y cientos de ciudadanos que exigen, reclaman, esperan. Y, sin embargo, la mayoría de nuestros alcaldes asumen el cargo sin formación previa en administración pública, gestión de crisis, planeación urbana o finanzas.
A menudo llegan con buena voluntad, discursos inspirados y cero experiencia. La democracia nos ha dado el derecho a elegir, pero no ha sabido garantizarnos que quienes resultan electos estén preparados.
¿Dónde están los cursos obligatorios, los exámenes de aptitud, los módulos básicos para gobernar con visión y responsabilidad? ¿Podemos conformarnos con que un servidor público, con acceso a millones de pesos en recursos, no tenga la obligación de demostrar que sabe administrarlos?
No es elitismo. Es responsabilidad. Gobernar no es publicar selfies en redes sociales. Es asumir con responsabilidad el destino colectivo. Es tomar decisiones que afectan a personas reales: comunidades que esperan servicios, seguridad, dignidad. Cada error cuesta vidas, recursos, oportunidades. Cada acierto es fruto de planeación, escucha y preparación.
Y, sin embargo, no existen requisitos mı́nimos de formación profesional para acceder a un cargo con tal nivel de responsabilidad. No hay incentivos para capacitarse, ni estructuras que garanticen aprendizaje continuo. La lógica sigue siendo “aprender en el camino” pero en ese camino se pierden tiempo, recursos y credibilidad.
Los municipios —sobre todo los más vulnerables— enfrentan crisis simultáneas: violencia, pobreza, migración, servicios colapsados. Y con frecuencia, la respuesta institucional se reduce a promesas recicladas o a copiar lo hecho en otras ciudades. No por malicia, sino por falta de preparación. Y eso tiene un impacto directo en las comunidades más rezagadas.
Pero aún hay margen de acción. Existen universidades, institutos de formación municipal, plataformas ciudadanas y organismos especializados que podrían ser aliados estratégicos para una capacitación sistemática. Acceder a la preparación técnica, liderar equipos que impulsen acciones concretas, y aprender a administrar con eficacia los recursos públicos no debería ser una opción, sino una obligación.
Hay cientos de presidentes municipales con disposición de aprender, que entienden que gobernar es un ejercicio técnico, humano y ético. Que saben que es necesario prepararse para aprobar el examen en la práctica, aunque nunca se les haya exigido uno antes.
Las de chile seco
La profesionalización no es un lujo: es la diferencia entre el desorden y la transformación. Porque la ignorancia en el poder no es democracia, es negligencia institucionalizada."
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.