
Ecos y Huecos Sindicales / Movilizaciones magisteriales
PACHUCA, Hgo., 21 de mayo de 2025.- Tras estar internado en el Hospital General de Pachuca, Mateo contrajo una fuerte infección que agudizó su padecimiento de insuficiencia renal, por lo que fue trasladado a una clínica particular debido a que no es derechohabiente. Necesita un trasplante de riñón, lleva varios días internado debido a su delicado estado de salud y ya debe miles de pesos al hospital privado donde se encuentra. Sus familiares están desesperados, no saben cómo pagarán la millonaria deuda.
Pero eso parece ser solo el principio del viacrucis de la familia de Mateo, necesitan 175 mil pesos para costear las 25 unidades de sangre que le están solicitando en el hospital (cada una vale 7 mil en el banco particular que es quien entrega a los hospitales privados del estado, todo un negociazo pero eso será motivo de otra columna), además del millón de pesos aproximadamente que cuesta la operación que necesita, eso si es que ya cuentan con un donante, porque de entrar a la lista de espera las probabilidades de recibir el órgano son más complicadas.
Drama no tan diferente, enfrenta Leonel de aproximadamente 36 años, quien se gana la vida vendiendo galletas, pidiendo donaciones u organizando rifas en la huasteca. Hace años le detectaron cáncer de próstata y como tampoco es derechohabiente ha tenido que pedir apoyo económico a través de redes sociales para costear sus traslados al Instituto Nacional de Cancerología en la CDMX, porque con la venta de sus productos apenas saca para el camión.
Por si no fuera ya suficiente con su padecimiento, su hijo menor de edad enfrenta un problema de adicciones y debe recibir atención. Entre el tratamiento de él y de su hijo, se le va el tiempo, su poco dinero y la vida.
Otro caso es del Alberto, aunque su situación económica es muy diferente; su seguro de gastos médicos mayores fue la llave para sortear sin problema el padecimiento que ponía en riesgo su vida: el taponamiento de una arteria del corazón lo obligó a someterse con urgencia a una operación delicada que le costó casi un millón 300 mil pesos, pues tan solo el stent coronario (un milímetro dispositivo tubular de acero inoxidable que le fue colocado dentro de la arteria) costó 700 mil pesos, precio que varía de acuerdo al hospital.
Según cifras del Banco Mundial, México se encuentra entre los cinco países que menos invierten en salud, con 1,133 dólares por persona, cifra que es cuatro veces menor a lo que destinan normalmente los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de la que nuestra república forma parte.
Quizá por ello sea común que en nuestro país encontremos infinidad de casos como los de Mateo, Leonel y Alberto que ante el colapso de los servicios de salud públicos deben recurrir al sector privado que ha hecho del abuso y el elitismo las cláusulas perfectas para establecer que la salud es un lujo, no un derecho.
Para muestra un botón: dos muertes maternas ocurridas en el municipio de Tula de Allende ocurridas este año fueron el resultado de una referencia inoportuna por parte de los hospitales privados, pues retuvieron durante varias horas a las pacientes y como no pudieron costear su estancia fueron referidas a hospitales públicos donde llegaron en estado grave y perdieron la vida.
Millones de mexicanos padecen por el deficiente, errático e insuficiente esquema de salud pública, cuyo colapso está siendo aprovechado por la iniciativa privada que mantiene una posición abusiva y oportunista llegando incluso a quintuplicar el costo de la atención médica que ofrece.
Voces expertas en el tema soslayan que no puede culparse de todo al gobierno, pero resulta inevitable no mencionar los desatinos y ocurrencias del gobernante torpe, demagogo y mentiroso que, prometiendo igualar a Dinamarca en ese rubro, desmanteló por completo el esquema de salubridad que se tenía en México, que si bien no era perfecto sí era posible reforzarlo y mejorarlo, y en lugar de eso, hoy enfrentamos una caótica realidad: hospitales sin los insumos más básicos, sin medicinas, sin equipos, sin médicos.
El experimento de la 4T en el rubro de salud primero llevó por nombre Insabi, pero sucumbió y tuvo una muerte prematura. Después vino la centralización de los sistemas de salud dando paso al IMSS Bienestar, en el cual supuestamente están inscritos 42 millones 130 mil 104 mexicanos y está presente en 23 estados de la República Mexicana, es decir, la población de los 8 estados restantes que se atiendan como puedan.
Mientras tanto otras 35 millones de personas en México están esperando tener acceso a algún servicio de salud, según cifras del Coneval, lo cual sigue siendo una ventana de oportunidad para los hospitales privados que lucran con la necesidad de los pacientes y con la enfermedad, pues esta es mucho más rentable que la prevención.
X: @AlexGalvezQ