
Ráfagas: Tepeapulco, extraño robo
PACHUCA, Hgo., 23 de junio de 2025.-Durante los años de estudiante, muchos de nosotros, recordamos con alegría, las clases de Educación Física: un espacio de sudor, risas, trabajo en equipo y aprendizajes que iban más allá del movimiento.
Sin haber destacado en los deportes, esas sesiones significaban para mí, mucho más, que saltar, jugar basquet o correr alrededor de una cancha. Mi maestro en la secundaria, lograba transmitir que la disciplina y el esfuerzo eran claves para destacar, y sembraban un respeto por el deporte que, en mi caso, perdura hasta hoy.
Al momento de escribir este texto, sobre personas que se dedican al área de educación física, pienso, por ejemplo, en casos como el de Juan Luis Reyes Olivares, docente y entrenador que ha llevado a su equipo de voleibol al podio en incontables ocasiones. Me pregunto: ¿Qué sería de la escuela, sin este tipo de maestros? Lamentablemente, la respuesta parece ser: casi lo mismo que hoy. La Educación Física ha sido por décadas la gran olvidada en el diseño de las políticas públicas educativas y de salud en México.
Esto es un contrasentido. Los datos no dejan lugar a dudas: México enfrenta una emergencia nacional en salud infantil vinculada al sedentarismo y los malos hábitos. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2021) reveló que el 38.2% de los niños y adolescentes entre 5 y 19 años vive con sobrepeso u obesidad. Además, más de la mitad de los adolescentes no realiza los 60 minutos diarios de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud. En un país donde la obesidad y las enfermedades crónicas asociadas son una de las principales causas de muerte, ¿cómo es posible que la educación física escolar no sea un eje prioritario?
La respuesta está en el abandono estructural. Según el Anuario Estadístico de la SEP 2023, menos del 60% de las escuelas públicas de nivel básico cuenta con un maestro especializado en educación física. Esta carencia es aún más grave en comunidades rurales y marginadas. Y no es todo: alrededor del 45% de los maestros de educación física trabaja bajo esquemas eventuales o por honorarios, sin una plaza base que les ofrezca seguridad laboral. En contraste, se les exige que sean pieza clave en la formación de valores, en la inclusión y en la prevención de problemas de salud.
La invisibilización de estos docentes en las políticas públicas no solo lesiona sus derechos laborales, sino que impacta directamente en el derecho de niñas y niños a recibir una educación integral. La educación física es, o debería ser, mucho más que la hora en que los estudiantes “salen a correr”. Es el momento donde se cultivan la disciplina, el respeto, la resiliencia y la solidaridad. Es también el espacio que contribuye al bienestar emocional y a la convivencia pacífica en las escuelas.
El Estado mexicano reconoce, al menos en el papel, la importancia de esta disciplina. El artículo 3° constitucional establece el derecho a una educación integral, y la Ley General de Educación plantea que el desarrollo físico es un componente esencial de la formación de los estudiantes. Sin embargo, el presupuesto y la acción real no acompañan estos principios. En la última década, los programas federales específicos para el fomento del deporte escolar y la activación física han sufrido recortes drásticos o han desaparecido por completo.
Cambiar esta posición requiere ubicar a la educación física como un elemento importante en la agenda educativa y de salud pública.
Esto implica, entre otras cosas, garantizar maestros especializados en todas las escuelas, dignificar sus condiciones laborales, invertir en infraestructura adecuada y diseñar programas que vinculen la actividad física escolar con estrategias más amplias de prevención en salud.
Mientras tanto, el trabajo de maestras y maestros como Juan Luis Reyes Olivares y miles más, sigue sosteniendo, casi a contracorriente, el espíritu de la educación física en nuestro país.
Las de chile seco
Solo tres de cada diez maestros de educación física, reportaron haber recibido capacitación en los últimos tres años, muy por debajo del promedio docente nacional.