Atropellan a multitud en mercado navideño en Alemania; hay un muerto
PACHUCA, Hgo., 28 de febrero de 2016.- A pocos días del quinto aniversario del terremoto, han vuelto a surgir los relatos de los pobladores de una de las zonas afectadas sobre fenómenos sobrenaturales.
Profesionales de diferentes áreas han investigado las causas de estas historias desde que comenzaron a ser difundidas por la prensa, unos meses después de la tragedia que devastó el litoral noreste de Japón y dejó más de 15 mil muertos.
Pero recientemente, una socióloga de la Universidad Tohuko Gakuin, Yuka Kudo, se ganó la atención de los medios japoneses al presentar los resultados de una investigación que hizo con taxistas y pobladores que relataban fenómenos de este tipo.
«No tengo interés en discutir si los testimonios son verdaderos o no. Existe un fenómeno social y ése es el foco de mi estudio», contó la joven a BBC Brasil.
«El tema de la vida después de la muerte ya me interesaba y tenía interés en saber más sobre los muertos del tsunami, entonces decidí profundizar la investigación», dijo.
Uno de los taxistas que participó en la investigación le contó a la socióloga que una noche encontró a una niña sola y muy extraña. Le preguntó dónde estaban sus padres y ella respondió que estaba sola. Él se ofreció a llevarla a casa.
La niña le enseñó la dirección y cuando llegaron al lugar indicado, el conductor la ayudó a bajar del auto. Ella sonrió, le agradeció y, según cuenta el taxista, se fue desvaneciendo delante de él.
«Él asegura que había cogido la mano de la niña y conversado con ella», cuenta Yuka.
Otro taxista le dijo a Yuka haber recogido a una pasajera unos meses después de la tragedia. Le pidió que la llevara al distrito de Minamihama, lugar que, según el hombre, estaba en ruinas.
El conductor dice que la mujer le preguntó entonces si ella estaba muerta, y cuando él volteó hacia atrás, ya no había nadie.
Otro taxista aseguró haber recogido a un joven de unos 20 años. Cuando miró por el espejo retrovisor, vio al muchacho apuntando con un dedo hacia el frente.
Le preguntó adónde quería ir. El pasajero había señalado un lugar entre unas montañas. Pero cuando llegaron, ya no había nadie en el auto.
Más información: La Nación