Otorgan amparo a exalcaldesa de Pachuca
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de septiembre de 2016.- En octubre de 2013, el entonces obispo de Apatzingán, Miguel Patiño, informó que la lucha contra el narcotráfico había dejado un saldo en Michoacán de cinco sacerdotes muertos. Dos de ellos, fueron levantados y ultimados en la región de la Ciénega de Chapala.
Cuando platicamos con él obispo no comentó que se retiraba dela catedral de Apatzingán ante las amenazas del crimen organizado. De ahí que se quedó solo el padre Gregorio López, conocido como el Padre Goyo, quien a propósito también cambió de iglesia meses después. El obispo Patiño comentó a varios periodistas que era imposible escuchar a la genta de pueblos y comunidades y no interceder por ellos ante los abusos de los delincuentes.
El pasado lunes fue “levantado” el presbítero de Puruándiro, José Alfredo López Guillen, junto con un joven de 16 años. Esta región del Bajío no se había caracterizado por la presencia tan grave del crimen organizado. Al parecer antes del secuestro hubo un robo de reliquias en la iglesia que profesaba.
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