Asesinan al presidente del Patronato de la feria de Chilpancingo
MORELIA, Mich., 30 de enero, 2017.- Con el desmoronamiento del muro de Berlín en 1989 marcó el inicio de una nueva era geopolítica dominada por los países de occidente, que vieron con entusiasmo el derrocamiento de una causa ideológica, polo opuesto a los intereses del modelo de consumo y de la dominación económica. Estados Unidos, como país absoluto del nuevo orden mundial, vio en el Medio Oriente a uno de los enemigos auténticos de la libertad y de la democracia occidental en los años 90´s con la Guerra del Golfo Pérsico.
Con la llegada del nuevo siglo y tras la caída de las Torres Gemelas, el corazón financiero del espíritu capitalista norteamericano, se objetivó al terrorismo como el enemigo común de los EUA y de los países de Europa, que debilitaría a los grupos religiosos fundamentalistas islámicos, criminales que amenazaban la paz del mundo con actos terroristas. A poco más de una semana de haber tomado posesión con el presidente 45 de los Estados Unidos, Donald Trump enfocó a México como el enemigo objetivo.
Bajo ésta lógica, el magnate republicano, concitó a la población hispana, mexicana y a la comunidad migrante, como el enemigo público en el marco de una oferta de campaña electoral; como causantes del desempleo, inseguridad y de la propia descomposición del tejido social yanqui. Instalado en el contexto de amenaza e intimidación, el presidente neoyorquino, propició escenarios de una guerra simbólica en contra de la nación mexicana, que como en otras experiencias mundiales, estima legitimar sus decisiones con actos de dominación.
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