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Científicos mexicanos, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), trabajan en la elaboración de un fitofármaco cicatrizante de nueva generación que se extrae de una planta originaria del municipio de Huasca en Hidalgo.
Mediante un comunicado la institución detalló que e fundamento de la investigación tiene su base en la etnobotánica y que dicho medicamento está elaborado a base de una planta de la familia “escrofulariáceas», que se utiliza para la curación de heridas.
La planta es originaria del municipio de Huasca de Ocampo, que se localiza en el estado mexicano de Hidalgo (centro) y se emplea para la curación de heridas, detalla el IPN.
El titular del proyecto y director del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada de Tlaxcala del IPN, David Guillermo Pérez Ishiwara, explicó que «los pobladores hidalguenses la utilizan la planta como cataplasma, la colectan, hacen infusión y cuando hay una herida la colocan sobre la lesión y cierra más rápido».
Ishiwara señaló que otra de las innovaciones de este trabajo es modificar el fitofármaco mediante la nanomedicina para funcionarlo en una nanoestructura y potenciar lo que la medicina tradicional ofrece, es decir, acelerar el proceso de cicatrización.
Asimismo, el científico comentó que este proyecto se encuentra en fase experimental preclínica, por lo que el siguiente paso es realizar pruebas clínicas con pacientes, conocer su comportamiento, analizar la parte de genotoxicidad y evaluar la bioseguridad de este producto.
«Los resultados morfométricos demostraron que el extracto acuoso de la planta acelera el cierre de la herida al menos 72 horas en comparación con el proceso natural, aumentando la reducción de las heridas e incrementando la calidad de la cicatriz», agregó.