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PACHUCA, Hgo., 2 de agosto de 2015.- Un proceso que permite encapsular el jugo de granada y luego disolverlo en agua que permitirá tratar problemas cardiovasculares es una investigación que realiza, Gabriel Betanzos Cabrera, investigador del área académica de Nutriología del Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
La entidad es el segundo estado productor de granada a nivel nacional, informó pero no se explota pese a de disminuir los niveles de glucosa, triglicéridos e hipertensión arterial.
El doctor en bioquímica y biología molecular, Betanzos Cabrera, detalló una fruta de temporada resulta difícil consumirla durante todo el año y para aprovechar sus beneficios por lo que diseñó un proceso de microencapsulación del jugo de granada que lo hizo acreedor a un galardón de la firma Nestlé.
Lo innovador es que a diferencia de otras presentaciones comerciales el suyo mantiene en su totalidad las propiedades naturales sin perderlas en el proceso de microencapsulado.
El método consiste en convertir el jugo natural de la granada en pequeñas partículas de polvo que pueden disolverse en agua. Su fórmula ayuda a conservar el producto y permite que los antioxidantes lleguen hasta el tracto digestivo.
El microencapsulado del investigador de la UAEH maneja un proceso tecnológico con el cual no se pierden las propiedades naturales y nutritivas.
Betanzos Cabrera y su equipo de trabajo demostraron en pruebas de laboratorio que la granada, y en particular el microencapsulado, es antidiabético, reduce los niveles de azúcar en la sangre, lo que significa que puede utilizarse en el tratamiento de este padecimiento.
Asimismo, disminuye algunos de los signos del síndrome metabólico como el índice de circunferencia, la hipertensión y niveles de triglicéridos.
También administraron a un grupo de personas con diabetes cinco gramos de polvo al día, lo equivalente aproximadamente a dos granadas, los efectos en la reducción de los niveles de glucosa y triglicéridos se pudieron observar en un periodo de uno a dos meses, lo cual varió de acuerdo al organismo de cada una, la alimentación y ejercicio, precisa Betanzos Cabrera.
Los especialistas aún trabajan en la forma adecuada para administrase. “Se analiza qué es mejor: hacer un té, tabletas, cápsulas o polvos que se agreguen al agua.
Esperamos obtener la patente a finales de este año y que se comercialice en 2016”.