Reencarpetamiento Tula-Zaragoza más observada por contraloría
Morelia, Mich., 21 de mayo, 2018.- En el segundo debate entre candidatos presidenciales, celebrado en Tijuana, se trató el tema migratorio desde diversas perspectivas, con puntos de vista y propuestas distintas, al fin y al cabo el prometer no empobrece. Nuevamente la constante fue el ataque y los golpes bajos, sobre todo cuando el candidato Jaime Rodríguez, El Bronco, se dedicó a golpear reiteradamente al abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador y al de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya.
A diferencia del primer debate, Obrador se defendió y más que prometer reiteró sus objetivos políticos. El Priista José Antonio Meade se comportó como si todas sus participaciones las tuviera ensayadas, sin salirse del guión, pero sin poder ocultar el papel que jugó en dos administraciones federales.
No fue tan descarado el ataque a Obrador, pero el panista Ricardo Anaya, cayó en el insulto y en la injuria. José Antonio Meade a final de sus “propuestas” soltó varios golpes a Obrador. Mientras que el Bronco no superó eso de ser un ranchero palero, porque en realidad desconoce todo y es cierto que su campaña la que verdaderamente se basa en ocurrencias.
En la realidad un debate no tiene el poder que dicen algunos, por la sencilla razón que la mayoría de la gente no los ve, muchos ni siquiera entienden tantos conceptos que para un políticos son simples. El candidato de Morena sigue contando con la mayoría electoral que señalan la mayoría de encuestas, pero esto todavía no acaba, se viene un bombardeo propagandístico impresionante.
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