Radar Político: Penchyna, de moda
HEMOS ENTRADO a una era en la que la competencia electoral solo puede explicarse adecuadamente si se considera la influencia de los medios digitales. Las democracias en las que la televisión, la radio y la prensa escrita, eran las fuentes informativas de todos los actores políticos y de la sociedad, han quedado en el pasado.
Ahora, partidos, contendientes, simpatizantes, estrategas de campaña, ciudadanos e incluso autoridades opinan de las elecciones y de la vida pública a través de las redes sociales. Ciertamente nadie podría decir que los medios tradicionales han quedado en desuso o que han dejado de ser herramientas centrales de las sociedades modernas para que la población ejerza su derecho a la información, y que en periodos electorales las y los votantes se informen de las propuestas de los contendientes y ejerzan sus derechos políticos en las urnas.
Los datos hablan por sí mismos: la televisión sigue siendo el principal medio para enterarse de los asuntos políticos para 7 de cada 10 personas. Pero también es innegable que los medios digitales han ganado un terreno muy importante, tanto de la publicidad que se compra como de la credibilidad de las audiencias: una de cada tres personas se entera de los asuntos políticos a través de las redes sociales (Latinobarómetro 2017) y para muchos jóvenes los medios digitales constituyen la única fuente que utilizan para saber de los asuntos públicos.
Nunca antes la pluralidad de medios y en los medios se había convertido en un factor tan relevante para el buen funcionamiento de una democracia.
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