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PACHUCA, Hgo., 15 de julio de2021.- “Hasta que no pasan ciertos fenómenos es cuando se toman medidas, no son las adecuadas, se toman al vapor, tendrían que comunicarse con personas que los orienten bien en estos temas”, declaró el especialista en hidrogeología Pedro Evodio Castañeda Ovando.
Enfatizó en la importancia de que los gobiernos municipales y estatales del país cuenten con atlas de riesgos que permitan evitar o mitigar las afectaciones materiales e inmateriales cuando se presentan fenómenos como socavones, hundimientos o aludes.
De acuerdo con la base de datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), de los 84 municipios que conforman el estado de Hidalgo, solo 25 cuentan con un atlas de riesgo, esto representa el 30 por ciento de los ayuntamientos. Por otra parte, a nivel nacional solo 19.7 por ciento de las entidades cuentan.
El doctor Evodio Castañeda puntualizó, respecto a las zonas con mayor incidencia de socavones en la entidad, que éstas se pueden presentar en mayor medida en Ixmiquilpan, debido a la presencia de rocas calizas y el paso del agua subterránea, esto va disolviendo el material generando a su vez cavernas kársticas, las cuales si alcanzan un tamaño considerable y su parte superior es lo bastante delgada pueden colapsar. Sin embargo, hasta el momento no se tienen conocimiento sobre estudios que permitan determinar el grado de vulnerabilidad ante este tipo de fenómenos.
En cambio, los hundimientos se originan principalmente por una falla geológica, pero también se dan artificialmente en zonas explotadas subterráneamente para la extracción de minerales. El atlas de riesgo de Pachuca de Soto, con fecha de 2017, menciona que el 42 por ciento de los hundimientos se deben a obras mineras, se catalogaron 68 sitios en condiciones de alta a muy alta susceptibilidad al fenómeno, en su mayoría se ubican al norte de la zona urbana y noreste del municipio.
Los casos de vulnerabilidad alta se reducen a 70 colonias, entre las que figuran los barrios de El Atorón, El Arbolito, Las Lajas, El Lobo, San Cayetano, Piracantos, el Cerro de Cubitos y de San Cristóbal, las colonias Morelos, Centro, La Raza, Guadalupe, así como El Acueducto.
Para el caso de vulnerabilidad muy alta por hundimientos, se tienen las colonias Rojo Gómez y Santa María Matilde, El Mosco, los fraccionamientos Flores Magón, Rincón de Las Lomas I y II, Palestina; San Juan Pachuca, Paseo de la Montaña, Barrio La Camelia y San Miguel Cerezo.
En tanto, en el municipio de Mineral de la Reforma, el atlas de riesgo del 2018 determinó que las localidades con grado muy alto son Abundio Martínez, Álamo Rústico, Azoyatla de Ocampo, Carboneras, Carboneras Fraccionamiento, Colonia Militar, Dos Carlos Pueblo Nuevo, El Huizachal, El Velillo, Ex Hacienda San Lunes, Ex Hacienda Santa Gertrudis, Guadalupe Minerva, La Pila, Manuel Ávila Camacho, Privadas de San Javier, Real de Oriente, Río de La Soledad, San Guillermo La Reforma, Santiago Jaltepec, Unidad Habitacional CTM, Unidad Minera, 11 de Julio y Unión Chacón.
Por otra parte, los flujos de tierra y desgajamientos de cerros se dan en la zona de la Huasteca hidalguense durante la época de lluvias torrenciales, donde las pendientes de 25 a 45 grados, el relleno de arena con partículas pequeñas, junto a la deforestación y el cambio de uso de suelo abonan al fenómeno geológico.
El atlas de riesgo de Huejutla de Reyes que data de 2013 marca como zonas de susceptibilidad alta al 46.3 por ciento del territorio total del municipio. Cerca de 102 asentamientos se encuentran en nivel alto, dos en muy alto y 33 en nivel medio de vulnerabilidad ante flujos de lodo; estas comunidades concentran al 73.81 por ciento de la población total. A su vez, las localidades de Huejutla de Reyes, Chililico, Tehuetlán y Coacuilco son las zonas más afectadas.
El profesor investigador Pedro Evodio Castañeda puntualizó la necesidad de que las autoridades y tomadores de decisiones se acerquen a especialistas en temas de geofísica para la implementación de un programa de mitigación, con el fin de salvaguardar las vidas y patrimonio de la población ante este tipo de fenómenos naturales.
Sin embargo, enfatizó la importancia de una planeación urbana ordenada con estudios previos que determinen la factibilidad de las construcciones que se realizarán en un municipio, un mapeo a fondo de las zonas explotadas por la actividad minera y la explotación racional del agua que se encuentra en los mantos acuíferos.
“El riesgo existe, la intención es trabajar un poco más para saber dónde existe el menor riesgo posible… tratar de estudiar y entender cómo funcionan”, concluyó.