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PACHUCA, Hgo., 24 de abril del 2020.- En la parte más elevada del estado de Hidalgo, a una altitud de 3 mil 180 metros sobre el nivel del mar (msnm), se localiza el yacimiento de obsidiana más grande del mundo.
El lugar conocido como Cerro de las Navajas ó Iztépetl en dialecto Náhuatl, pertenece al ejido El Nopalillo en el municipio de Epazoyucan se ubica en la zona sur-sureste del estado de Hidalgo, a escasos 20 minutos de la ciudad de Pachuca.
En sus faldas y a una altura aproximada a los 2 mil 650 metros, aún se observan vestigios de lo que fue la mina de obsidiana más grande de Mesoamérica, de donde habitantes de la época prehispánica extraían este material cristalino volcánico de colores negro, verde y el singular dorado que semeja al oro.
El paseo entre el verdor de bosques de coníferas y encinales, por pequeñas veredas y escabrosos caminos sobre laderas, en la parte más alta te conduce a un mirador construido en madera, desde donde se observa parte de los valles de Tulancingo y México.
Así también se aprecia parte de los municipios hidalguenses como Actopan, Pachuca, El Arenal, Mineral del Monte, Epazoyucan, Singuilucan, Huasca de Ocampo, Omitlán de Juárez, Atotonilco el Grande y Mineral del Chico, entre otros.
Al descender a sus faldas, el Cerro de las Navajas nos ofrece el espectáculo de observar las antiguas minas de obsidiana, con bocaminas mayores a metro y medio de diámetro y tiros verticales que se prolongan, en sus interiores, entre los 15 y 3o metros de profundidad.
Alrededor de dichas bocaminas están diseminados desde diminutos hasta enormes trozos de obsidiana dorada, negra y verde y a corta distancia, se ubican los talleres a cielo abierto, en formas rectangulares, en los cuales trabajaban artesanos de la época prehispánica, principalmente teotihuacanos, toltecas y del Imperio Azteca.
En los referidos talleres se elaboraban desde puntas de flecha, hasta cuchillos, navajas, vasijas y otros objetos que se utilizaban en actividades bélicas, políticas, religiosas, económicas, agrícolas y domésticas.
Vestigios de este tipo de objetos, sobre todo los elaborados con obsidiana dorada, fueron encontrados en pueblos de la cultura Maya e incluso en la zona Inca del Perú.
Es importante destacar que en el año 1803, durante sus incursiones a diferentes minas de Pachuca y Real del Monte, el geógrafo, naturalista y explorador alemán, Alexander Von Humbolt, tuvo la oportunidad de recorrer y admirar el Cerro de las Navajas.
En la actualidad, este importante y hermoso paraje natural del estado de Hidalgo, está acondicionado para recibir visitantes amantes del ecoturismo y de la aventura extrema, mientras que vecinos del ejido El Nopalillo, prosiguen con la ancestral actividad de elaborar variada artesanía con obsidiana dorada, negra y verde.