Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
PACHUCA, Hgo., 7 de septiembre de 2015.- Vivir implica atravesar por circunstancias y situaciones que no siempre nos agradan, por momentos que inclusive desearíamos borrar o no haber vivido, sin embargo, si lo pensamos bien tenemos recursos personales que nos permiten enfrentar los retos que se nos presentan, algunos, por las decisiones, elecciones o renuncias que hicimos previamente, sin embargo, aunque resulte trivial escucharlo o leerlo, todo pasa, las preocupaciones encuentran soluciones, y los pendientes se resuelven con acciones… y con el tiempo nos percatamos de que aquello que nos lastimo, o que tanto nos enfrentó con otros o con nosotros mismos también pasó, y aprendemos que al elaborarlo adecuadamente lo vivido termina por convertirse en extraordinarias experiencias y lecciones de vida.
Puede ser, y es casi seguro, que el día de hoy algo ocupe nuestra mente, que nos inquiete o nos lleve a sentir enojo, frustración o tristeza, pero a veces, lo que nos abruma no es tan importante ni trascendental como creemos, bien dicen que “todo depende del cristal con que se mira”, somos observadores, y cada uno tenemos una propia visión que da justamente una interpretación única a la vida que tenemos y en algunos casos, aun cuando no nos competería hacerlo, hacia la vida o acciones de otros.
Si lo pensamos más, no todo lo que nos preocupa amerita que dejemos de vivir el día a día plenamente, tal como nos convendría hacerlo… Porque al centrar tanta atención en los detalles que no nos gustan del todo le robamos atención a los pequeños (o grandes) acontecimientos por los que deberíamos estar agradecidos con la vida que tenemos, y esto no es conformismo, empeñarse y esforzarse por lo que se desea es totalmente válido, pero es mejor cuando al mismo tiempo apreciamos lo que ya tenemos, y lo valoramos al grado de actuar para conservarlo.
A veces observamos lo que ocurre en otro país, en otro estado o en otro hogar como algo lejano, y no contactamos con la realidad… Y la realidad es que las tragedias existen, que hay millones de seres humanos que atraviesan por situaciones que van mucho más allá de las preocupaciones o los pendientes cotidianos, justo aquellos por los que en ocasiones dejamos de apreciar la belleza de la vida.
La guerra es una tragedia… Una gran tragedia, que por supuesto, lamentamos y desearíamos que terminara, que no existiera, que nadie la viviera… Y desearíamos actuar para que nadie en el mundo experimentará tales momentos de dolor, de angustia y desesperación…
Escribo esta columna con absoluto respeto hacia quienes realmente la han vivido o la están viviendo, y para hacer una distinción con aquellas situaciones que crean guerras personales que no tienen comparación con lo que es la guerra, como una reflexión sobre situaciones que nos llevan a los seres humanos a sufrimientos innecesarios, las guerras que no están en las noticias sino que están o no en cada uno de nosotros, en como nos miramos y tratamos, en lo que hacemos por el entorno más cercano, empezando por la persona que cada uno es… ¿Tiene sentido vivir resentido con alguien?, ¿No soltar un pasado doloroso?… ¿Qué vamos a construir o destruir en nuestras relaciones más significativas?, sin entrar en otras cuestiones que no están del todo a nuestro alcance, pensemos, ¿nos asusta la guerra?, ¿la detestamos o rechazamos?… Entonces, comencemos por terminar con aquellas guerras que habitan en nuestro interior… Porque de muchas de estas provienen otras que se tornan verdaderamente en tragedias… Y una tragedia es no amar la vida y no vivirla.
El agradecimiento es un valor sumamente importante e indispensable para vivir en paz, para instalarse en el lugar en el que estamos y reconocer qué podemos hacer para no estar en guerra con nada ni con nadie. Fomentando el amor y el respeto hacia los y las que nos rodean, reconocer lo que nos corresponde hacer a cada quien y realizar no un poco sino mucho mas.
Nos asusta ver imágenes de gente sufriendo, lo que es por supuesto, terriblemente triste y lamentable, y si pudiéramos lo impediríamos… A todos se nos lastima algo por dentro cuando sabemos que en el mundo ha existido y existe la guerra, es cierto, totalmente.
Pero, en tanto, la parte del mundo que necesita cambiar cambia podemos elegir modificar o mejorar lo que hoy este en nosotros cambiar… Desde la mirada que vamos a darle a cada día y a lo que hacemos o dejamos de hacer para fomentar mejores relaciones con el espacio y el entorno que ocupamos hasta la forma en que procesamos y actuamos con aquello que nos desagrada.
Hay mil formas de contextualizar la guerra, y muy pocas se asemejan a lo que esta es, por eso, habría que pensar cual es el sentido de crear o vivir una donde cada uno podría evitarla… esas guerras entre familia, las internas, la de la pérdida del sentido de vida, las adicciones, la violencia intrafamiliar, el resentimiento, la intolerancia, la envidia, el abuso de poder o la falta de empatía y solidaridad.
Todos y todas podemos hacer una declaración de paz, con nosotros y con el mundo: Viviendo, respetando…amando.
Hoy estamos aquí, vivos, y eso significa que tenemos la oportunidad de cuidar , reconstruir o construir una vida mejor para todos y cada uno de nosotros… ¡Sin guerras!
@Lorepatchen
Psicología y Coaching.
Escucha Entre Géneros, Jueves 8 PM por 98.1 FM.