Ráfagas: Voracidad panalista
PACHUCA, Hgo., 1 de febrero de 2016.- ¿Es cierto que “el que con lobos anda a aullar se enseña”?, ¿Nos modifican las personas con las que nos juntamos? no creo que sea cierto del todo, y hasta me parece injusto calificar o descalificar a una persona por esto. Cuando se alcanza cierto grado de madurez es posible juntarse con personas totalmente distintas, con otros intereses y otro estilo de vida sin la menor intención de reproducirlo, e incluso estimarlas y respetar sus ideas sin hacerlas nuestras.
“Cuida con quien te juntas”, ¿No decimos esto los padres?, si consideramos que alguna persona “parece” “mal influencia” para nuestros hijos difícilmente ignoramos el asunto, y es correcto, porque si como adultos y adultas a veces no nos resulta tan fácil distinguir en quien confiar y en quien no, como niños o adolescentes es más complicado. Esa es la importancia de aprender a tener un criterio propio, de discernir entre lo que otros son y hacen y lo que tú eres y haces, lo que resulta difícil para un adolescente o persona de cualquier edad con una gran necesidad de inclusión, aceptación y pertenencia, pero, no imposible para una persona adulta.
También es cierto que nos acercamos hacia personas con las que tenemos más afinidad y por eso se cree que si se tiene una amistad con alguien somos parecidos a esa persona, pero, nuevamente no es cierto al cien por ciento, sobre todo hoy, las redes sociales promueven que nos acerquemos virtualmente, ya luego en la vida real resulta que no somos tan afines y terminamos siendo de nuevo amigos o amigas virtuales.
El otro día escuché hablar sobre la confianza, decían que debe ser gradual, que no es cómo repartir dulces, y es verdad, es necesario ser cuidadosos con lo que compartimos con personas que casi no se conoce, la amistad es un vínculo indispensable en la vida, justo por esto necesita ser verdadera, todos tenemos amigos y amigas circunstanciales, con quienes compartimos solo en un área específica: el trabajo, la escuela, otras que son temporales… Amistades para salir de vez en cuando, para hablar ciertos temas, y amigos y amigas con quienes se comparte la vida.
¿Qué hemos aprendido de las relaciones de amistad que hemos tenido?… ¿Te gustaría que te dijeran que eres como tus amigos?… Y más allá de lo que digan o no de las personas con las que haces amistad está el que tú sepas si son o no tus amigos, si puedes confiar en ellas, si estás seguro de que no te meterían en problemas, si te defenderían cuando no estás, si te estiman, si respetan tus decisiones y no pretenden influir en tu vida, y cuanto consideres o no importante para entonces si, no sólo llamar AMIGO a alguien, sino también serlo.
¿Te pareces a tus amigos o eres completamente distinto a ellos?
“Dime con quién te juntas y te diré quién eres”… ¿Es cierto?… Puede ser que señalar a alguien por sus amistades sea solo un prejuicio… Pero, el asunto de fondo no es ser calificado por la gente con la que te relacionas, sino relacionarte profundamente con personas que no son tus amigos, y saber que, si, hay casos bastante serios, en los que una “amistad” puede meterte en problemas, y puede que tú ni lo sepas, así, que amerita reflexión…
¡Un abrazo lectores y lectoras de Quadratín Hidalgo!
@Lorepatchen
Psicoterapia y Coaching
Entre Géneros, jueves 8 PM por 98.1 FM