Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de mayo de 2016.- Con la novedad de que en Veracruz el candidato de Morena ha tenido un crecimiento formidable, inesperado hasta para el propio López Obrador, y encuestas privadas lo ponen casi pegado a los punteros, los primos Yunes.
De seguir la tendencia de aquí al 5 de junio no sería extraño que, contra todo pronóstico, el próximo gobernador de Veracruz sea el ingeniero mecánico electricista, diputado federal con licencia, Cuitláhuac García Jiménez.
Dos son los factores que explican el despegue de Morena en Veracruz, estado donde López Obrador quedó en tercer lugar en la pasada contienda presidencial.
El primero ha sido la guerra a muerte entre el PRI y el PAN en ese estado, en la que ambos han logrado su objetivo: desprestigiarse severamente entre sí.
Y el segundo es el presunto apoyo del gobernador del estado a Morena, pues los candidatos del PRI y del PAN prometen meterlo a la cárcel.
En estricta lógica, Javier Duarte sabe que si apoya al candidato de Morena –económicamente, se entiende-, existe alguna posibilidad de purificarse en el Ganges lopezobradorista.
Con el PRI y el PAN no tiene alternativa. Ambos han amenazado con llevarlo tras las rejas.
Sería insensato que Duarte apoyara a sus públicos verdugos.
Al contrario: su incentivo está en apoyar a Morena. Al menos por ahí tiene, o cree tener, un resquicio de salvación.
Cabe señalar que el crecimiento de Morena en Veracruz comenzó con el paro en la Universidad de Xalapa, por los adeudos presupuestales del gobierno local a esa casa de estudios.
Lo anterior no quiere decir que ese sea el factor fundamental, porque a fin de cuentas la decisión de quién será el próximo gobernador no es de Duarte, sino de los veracruzanos en las urnas.
El principal promotor del crecimiento del candidato de Morena ha sido el pleito entre los Yunes. PRI contra PAN. PAN contra PRI.
Panistas y priistas se han sacado los ojos en Veracruz, destilan odio, con acusaciones tan certeras que la población acabó por creerles y, tal vez, por repudiarlos.
Si los mismos Yunes, que son primos, se dicen entre ellos que son ladrones y pederastas, algo habrá de cierto.
Priistas y panistas han estirado la liga del encono hasta cansar a muchos veracruzanos que prefieren a un desconocido.
Como hemos publicado tantas veces en estas y en otras páginas, el pleito a muerte entre PRI y PAN sólo favorece a López Obrador.
Ahora puede suceder que por una lucha insensata entre priistas y panistas, la suerte de la elección de 2018 sea echada el próximo 5 de junio en Veracruz.
López Obrador tiene la mayoría en la Ciudad de México, también en Jalisco con su aliado Enrique Alfaro, y si gana Veracruz la historia de la próxima elección presidencial podría comenzar a escribirse de manera anticipada.
Hasta ahora los Yunes siguen en punta, pero no será extraño si Cuitláhuac los rebasa gracias a los dos regalos que ha recibido: el encontronazo entre PRI y PAN, y el apoyo real o involuntario del gobernador, y también de priistas que creen que si fortalecen a Morena le quitan votos al PAN. Vaya ilusos.