No alcanza
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de mayo de 2016.- Quizá nadie esperó ver en un personaje público tal desplante de intolerancia.
López Obrador desconoció a su hermano, hijo de su misma madre y padre, porque piensa distinto a él en cuestiones políticas.
Así es que para los que aún no creen que López Obrador se siente iluminado por una misión superior al resto de los mortales y es capaz de hacer cualquier cosa para cumplirla, ahí está su mensaje de ayer en el que desconoce a su hermano Arturo.
“Yo ya no tengo hermanos”, dijo el líder de Morena, al enterarse que Arturo López Obrador grabó un anuncio en favor de un candidato del PRI.
López Obrador no cree en la pluralidad. Ni en la familia. Al contrario, pensar distinto se castiga.
El que ve las cosas de una manera diferente a la suya debe ser castigado.
Ese es el tipo de dictador que nos espera si gana la Presidencia en 2018.
Dijo AMLO en un video subido a Facebook: “en la familia siempre hay alguien que desentona, que le gusta acomodarse. Se dice en el argot, en el hampa de la política, a colarse. Y son aspiracionistas, no tienen ideales, no tienen principios, por eso yo ya no tengo hermanos”.
¿Alguien puede desconocer a su hermano porque, en democracia, piensa distinto a él?
Sí, ese es López Obrador. Está convencido de que tiene una misión especial sobre la tierra. Es, en efecto, un iluminado.
Textual, dijo: “yo tengo aquí, en mi cabeza, la responsabilidad tan grande de transformar al país, esa es mi primera misión, junto con millones de mexicanos que son mis hermanos, mujeres, hombres, mexicanos, y primos hermanos como 20 millones”.
Nadie le está inventando ni interpretando nada al candidato presidencial de Morena. Desconoce a su hermano porque está con un candidato a gobernador distinto al de su partido.
Y sus verdaderos hermanos son los seguidores que tiene en el país, porque él tiene la misión de transformar a México.
Así precisamente son los dictadores. Los peores de ellos. Que nadie diga que López Obrador no nos avisó quién es. Ahí están sus palabras.
Niega a su hermano porque apoya a Yunes Landa y no a Cuitláhuac García.
El que piensa por sí mismo y se sale de su control político está excomulgado. Y los sinvergüenzas que se le acercan están perdonados.
¿No es un mesías que castiga y redime?
¿No es un aspirante a dictador que no tolera ni que su hermano vote por un candidato que no es el suyo y lo expulsa del entorno familiar?
¿No es un peligro para México un personaje así?
Esa intolerancia al que tiene ideas diferentes, combinada con el discurso del amor que él encarna, es el mayor peligro para la pluralidad y la democracia en el país.
Olvidémonos de sus retrógradas recetas económicas, que en democracia se pueden discutir. El problema no está ahí, sino en su vocación de dictador para castigar al que no está con él.
Que nadie diga después que no sabía quién es López Obrador.