Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de abril de 2016.- El tema de los 43 normalistas de Ayotzinapa es demasiado serio como para convertirse en un juego de poder en el que se gane con mentiras. El nombre de México está de por medio.
O Tomás Zerón, titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), es un sembrador de pruebas y debe ser castigado con toda severidad por el Estado, o los miembros del GIEI son mentirosos compulsivos que merecen una denuncia judicial en su contra de parte del gobierno.
El día antes de que el GIEI presentara su informe final (sábado 24), sus integrantes se reunieron con representantes del gobierno, a quienes explicaron cómo venía su reporte, y no mencionaron el video en que aparece Zerón con una bolsa, en una supuesta acción de siembra de pruebas.
La guerra del GIEI hacia el gobierno estaba declarada, pues le ocultó que tenía ese documento fílmico. La buena fe entre el contratante (PGR) y contratado (GIEI) se había perdido.
Pero ahí no está el punto. El GIEI enseñó el video donde se ve al funcionario de la PGR con la bolsa para sembrar pruebas en el basurero de Cocula, y así lo dijeron.
En respuesta, Tomás Zerón enseñó un video, de ese mismo día, en que está con dos funcionarios de la ONU en el basurero de Cocula, además de prensa que les acompañaba.
La Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los derechos Humanos, negó que haya sido testigo de las diligencias de Zerón en el río San Juan, y manifestó su extrañamiento por haber sido señalados en una visita que nunca realizaron.
Alguien está mintiendo de manera grave y debe haber castigados por jugar así con una investigación en la que de por medio hay 43 cadáveres de estudiantes normalistas.
Por lógica, no veo a Tomás Zerón yendo personalmente a sembrar pruebas al basurero de Cocula, haciéndose filmar mientras cometía el delito.
Pero tampoco veo funcionarios a la oficina de la ONU haciendo añicos su prestigio y sus carreras, desmintiendo algo de lo que parece haber constancia videograbada.
Hay una mentira enorme en alguna de esas versiones, y el gobierno está obligado a castigar a los culpables, sean funcionarios de la PGR o integrantes del GIEI.
El nombre de México está de por medio.
Aunque no suene lógico que Zerón haya tramado tal monstruosidad, no sería la primera vez que un alto funcionario de la Procuraduría General de la República siembra pruebas (Pablo Chapa Bezanilla) y engaña a la nación para fabricar realidades por consigna.
Y los miembros de la oficina de la ONU tienen que decir cómo es que aparecen en un video en Cocula, con Zerón, si nunca fueron a ese lugar.
Basta de engaños. El gobierno no puede permanecer impasible mientras se desmorona el nombre de México ante el mundo occidental.
Si los funcionarios de la PGR falsearon hechos y mienten, debe ir todo el peso de la ley contra ellos, sin miramiento alguno.
Y si los integrantes del GIEI editaron un video para engañar, es una perversidad que se debe perseguir hasta sus últimas consecuencias.