Ráfagas: Voracidad panalista
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de febrero de 2016.- Sin ninguna explicación de índole laboral o profesional, el gobernador de Michoacán mandó un helicóptero de la Policía de su estado para llevar de la Ciudad de México a Morelia a la actriz Belinda, a fin de que la hermosa veinteañera acudiese a un evento en el que estaría el Papa Francisco.
Graco Ramírez, el otro gobernador perredista, desvió 857 millones de pesos de recursos federales y de empréstitos para infraestructura básica, a fin de levantar un nuevo estadio de futbol Agustín Coruco Díaz en Zacapetec.
Las obras del estadio fueron asignadas sin concurso público, y el dinero federal, del Ramo 33, debió ser destinado a seguridad pública, infraestructura, programas alimenticios, educación y fortalecimiento financiero”.
Y en Michoacán hay una deuda de 30 mil millones de pesos, han dejado de pagar a docentes por falta de recursos, y el gobernador Aureoles destina un helicóptero para el traslado de la actriz.
¿Por qué no una camioneta, un vuelo comercial? No, un helicóptero. Que se vea el poder del gobernador y Belinda se sienta agasajada y cómoda, a la altura de la fama alcanzada por su voz y su figura escultural.
Así gobierna el PRD.
En el PRI hay un par de gobernadores cortados por esa tijera, y el PAN también los ha tenido. Sin embargo la izquierda presume de una autoridad ética y compromiso social que en los hechos carece.
No es de un partido de izquierda desviar fondos destinados a la alimentación de la gente o a la construcción de caminos, para mandarlos a levantar un estadio.
O quizá sea la obsesión de ese segmento político, la izquierda, de que el Estado lo tiene que hacer todo, incluidos los estadios de futbol o las traslados de Belinda.
El sector privado es el abocado a realizar ese tipo de tareas, como acaba de ocurrir con el nuevo estadio el Club Monterrey, en Nuevo León.
Graco pintaba para ser un gran gobernador de Morelos, pero ahora no sólo tenemos un estadio levantado de manera ilegal con dinero público mediante obras sin licitar, sino también una cadena de compromisos elementales sin cumplir.
Prometió bajar la inseguridad, y resulta que la violencia y criminalidad empeoran. Se comprometió someter a refrendo su mandato cada dos años: ya lleva tres, y nada.
Muy mal gobierna el PRD. No es eso lo que esperaríamos de gobiernos de izquierda.
Ni tampoco es diferente a cómo gobernó el que fuera líder de todos ellos, López Obrador. Hizo del DF la ciudad más insegura y corrupta del país (lo que corrigió su sucesor Marcelo Ebrard, que sin embargo se metió en el escándalo de la Línea 12 del Metro).
Bueno, a diferencia de Graco y Silvano, AMLO andaba en Tsuru… manejado por su compadre Nico que ganaba más que el presidente de Brasil. Y la Cherokee del gobierno capitalino la usaba su hijo, que por cierto la estampó.