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Hace unos meses el listado de aspirantes tricolores a una candidatura a diputado federal rondaba los cien activos, sumados los siete distritos federales electorales. La mayoría de estos sabían perfectamente que no tenían posibilidad real de lograr esa meta, pero aún así insistieron, presionaron, dejaron correr a las especulaciones con el simple objetivo de sacarle provecho a la sola posibilidad.
En ese lapso, hablé con decenas de esos «enlistados» , algunos más que otros, pero todos aceptaron que algo bueno sacarían de la circunstancia previa a la selección interna. Todos quieren escalar peldaños en el escalafón político tricolor-oficial de Hidalgo.
Uno de estos enlistados me dijo
El comentario refiere abiertamente que no será candidato, pero sí cree que obtendrá una mejor posición política en el corto o mediano plazo; por el hecho de tener cierta presencia o aceptación pública y como pago a su disciplina partidista. A eso llamó «el rebote».
En esa lógica, si de más de cien aspirantes a diputados federales por el PRI, sólo serán seleccionados 14 (propietario y suplente) por la vía de mayoría, ¿más de 80 esperan «el rebote»?
Seguramente habrá diferentes ópticas del tema, sin embargo considero que por ser una práctica generalizada, esperar que el proceso interno de selección de candidatos en el PRI se congestione para obtener beneficios económicos o de otro tipo sólo por disciplinarse y dar un paso al costado, contraviene las acciones y discursos en torno a la formación de cuadros jóvenes con una nueva visión. «Para qué tanto brincó sí van a caer en el mismo lugar», dirían en mi pueblo.
Shut the door behind you when you go,
Why you’re still here I don’t really know,
I’m gonna count up to three and if you’re still here
I’ll get a gun and blow away your knees,
On my way, you know I Won’t Pay Your Price. MOTORHEAD