Radar Político: Parra, se adorna…
PACHUCA, Hgo., 20 de abril de 2015.- Desafortunadamente no es una novedad el que precisamente senadores estatales de Texas hayan empezado la semana pasada a debatir un proyecto que pretende derogar la ley que permite a los hijos de inmigrantes indocumentados acceder a las universidades públicas con las mismas condiciones económicas que los ciudadanos estadounidenses.Los congresistas del Partido Demócrata defienden la vigencia de esta ley aprobada en 2001, pero los republicanos, que ostentan grandes mayorías en las dos cámaras, prometieron derogarla.
La senadora estatal que promueve el proyecto, Donna Campbell, argumenta que Texas solo debe financiar a los estudiantes que residen legalmente en el estado, mientras que sus detractores apuntan a que es una medida evidentemente racista y discriminatoria.
En el 2001 la ley recibió el apoyo de los dos partidos y fue promulgada por el exgobernador republicano Rick Perry; Texas se convirtió entonces en el primero de casi una veintena de estados en promover normas parecidas en la última década, sin embargo, una nueva generación de legisladores republicanos, algunos muy vinculados al movimiento ultraconservador del Tea Party, han sido elegidos en los últimos años con posturas intransigentes especialmente en el rubro de inmigración.
En 2012, cuando Perry se lanzó a las primarias presidenciales, aún defendió la vigencia de la norma durante un debate con otros candidatos: “Si ustedes opinan que no debemos educar a esos niños por la única razón de que han llegado a nuestro estado por causas ajenas a ellos, yo no creo que ustedes tengan corazón. Tenemos que educar a estos niños porque, si no, se convertirán en un lastre para nuestra sociedad. Eso es lo que votó Texas y yo todavía lo apoyo”, fueron las palabras entonces de Perry, quien por cierto estudia la posibilidad de postularse de nuevo a la carrera presidencial.
Antes de ser derogada, sus detractores deberán ganar varias votaciones en los próximos meses tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.La correlación de fuerzas en el Senado estatal es de 20 congresistas republicanos frente a 11 demócratas, mientras que en la Cámara Baja son 98 representantes republicanos y 52 demócratas, lo que no pinta muy favorable para nuestra gente del otro lado de la frontera.
Mientras tanto, también la semana anterior, un comité del Senado de Tennessee aprobó un proyecto de ley que, de aprobarse en el pleno, permitiría pagar matrículas universitarias como residentes y jóvenes indocumentados amparados bajo el programa de la Acción Diferida (DACA).
La medida, que todavía deberá ser votada por el pleno del Senado, incluía inicialmente a todos los estudiantes que cumplieran ciertos requisitos, como haberse graduado de una secundaria en Tennessee en los últimos tres años, pero ahora solo beneficiaría a los “soñadores” amparados bajo DACA. En la actualidad los jóvenes sin estatus migratorio legal en el país que residen en Tennessee deben pagar hasta tres veces más por las tasas universitarias que los estudiantes locales, aunque hayan residido toda su vida en el estado.
Aunque la propuesta de ley deja fuera a muchos “soñadores” que no califican para este programa federal que concede un permiso temporal de residencia a jóvenes inmigrantes, los grupos que han luchado desde 2012 por esta medida en Tennessee se sienten alentados por la decisión de los legisladores.
Como podemos ver, el viacrucis migrante parece no tener fin al sufrir por la poca decisión de los grupos que tibiamente los apoyan, la rabiosa persecución por parte de los republicanos extremistas y ultraconservadores que no dan tregua si de escatimar beneficios para los hispanos indocumentados se trata. Ojalá los republicanos puedan repetir en la próxima contienda presidencial en los Estados Unidos, no tanto porque sean nuestros grandes aliados, sino porque hay algo que si tenemos garantizado, y es un clima mucho más adverso si los racistas republicanos acceden a la presidencia que hoy osa detentar un hombre negro.