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PACHUCA, Hgo., 19 de enero de 2015.- Este martes 20 de enero en el Capitolio, al lado de la primera dama estadounidense, Michelle Obama, estará sentada la “dreamer” Ana Zamora, quien cursa su último año en la Universidad Northwood, en Texas, gracias al programa de Acción Diferida (DACA) de 2012 para escuchar el discurso sobre el “Estado de la Unión”.
Zamora, de origen mexicano, figura entre los invitados de la primera dama a presenciar el discurso tradicional que cada enero ofrece el mandatario de los Estados Unidos ante una sesión conjunta del Congreso para delinear las prioridades de su gobierno. En septiembre pasado, Zamora le escribió al presidente Barack Obama para agradecer la puesta en marcha del DACA en 2012, que ha dado cobijo a más de 600,000 “soñadores/dreamers”, permitiéndoles obtener permisos de trabajo y licencias de conducir en algunos estados.
Al igual que miles de jóvenes que fueron llevados del otro lado de la frontera siendo niños, muchas veces sin tener siquiera conciencia de ello, la adolescente estudiante en su misiva menciono: -Estados Unidos es mi país. Es donde crecí, donde di mis primeros pasos y aprendí a leer, escribir, jugar. Donde me gradué de secundaria y donde me graduaré de la universidad- .
Hija de una pequeña empresaria y un trabajador de construcción, la estudiante, residente de Dallas, también le relató a Obama la situación de sus padres indocumentados, que como millones, llegaron a ese país con el sueño de un mejor futuro para sus hijos.
Ana había enviado esa carta antes de que Obama anunciara, en noviembre pasado, la expansión del DACA de 2012 y la puesta en marcha de otro programa similar para adultos, conocido en inglés como DAPA. Inteligentemente y con tintes mercadotécnicos, y emulando a sus antecesores, el Presidente suele apoyarse en anécdotas de los invitados al discurso del Estado de la Unión para destacar asuntos clave de su agenda legislativa.
Se prevé que, aprovechando esta emblemática asistencia en las tribunas, Obama defienda los llamados Alivios Migratorios para cerca de la mitad de indocumentados, del universo total de 11.5 millones de inmigrantes. Esos alivios beneficiarían precisamente a los padres de Zamora, que también tienen hijos nacidos en los E.U.A. pero no así a muchos otros padres de dreamers que no reúnan los requisitos.
Bajo el DAPA, los adultos que lleven más de cinco años en el país y tengan hijos ciudadanos o residentes legales, podrán recibir protección de la deportación por un período inicial de tres años.
Todo esto a solo unos días de que Obama dejara claro que vetará cualquier proyecto de los republicanos en el Congreso que limite la aplicación de las acciones ejecutivas adoptadas por el mandatario sobre inmigración, situación que previamente desde el pasado otoño anuncio. Los republicanos, que controlan las dos cámaras del nuevo Congreso, han apuntado su intención de enmendar la propuesta de financiación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés).
Con ella buscan bloquear la entrega de fondos a las agencias encargadas de aplicar las acciones ejecutivas que permitirán que casi cinco millones de inmigrantes indocumentados puedan acceder a un permiso temporal en este país.
Es casi un hecho que si se le presenta al presidente con restricciones inaceptables, sus asesores le recomendarían que vetase esta legislación. Aunque la aprobación en la Cámara de Representantes parece sencilla, la situación en el Senado es más complicada, ya que los conservadores no cuentan con la mayoría cualificada de 60 votos y necesitarían el apoyo de senadores republicanos.
Los republicanos, que se han opuesto de manera mayoritaria a la medida migratoria decretada por Obama, aprobaron un nuevo presupuesto federal a finales del pasado año hasta el final del actual año fiscal, que concluye en octubre, sin embargo, han limitado los fondos disponibles para el DHS hasta finales de febrero para forzar a los demócratas y al presidente a negociar.
De este modo, y después de poco más de una semana desde del inicio del nuevo Congreso, los republicanos y Obama han vuelto a mostrar su escasa intención de colaborar.