
Presidenta quiere ley mordaza
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<La violencia es un problema no solamente de México, también en otros países la sufren. Pero trato de destacar que es un problema que el Gobierno tiene que resolver; nosotros, como mexicanos, podemos unirnos, pero es el Gobierno quien tiene la solución>>
Jimena Navarrete Rosete. Modelo mexicana. Miss Universo 2010.
Las palabras citadas al inicio de esta nota fueron cruciales para que Jimena resultase triunfadora en el certamen de Miss Universo del 2010. Sin embargo, como bien señala, combatir la impunidad y la corrupción es tarea de todos, debemos aceptar que este demonio de mil cabezas llamado delincuencia organizada permea a todos y no tiene distingo ni en sexo clase social, preferencia sexual o credo religioso, cuestión por la cual la unidad y su combate se hace cada vez más complejo.
Más aún cuando se sueña y romantizan las historias y protagonistas del delito a un grado de idealizar y querer emular por una parte de la población las actividades de estos.
Los ejemplos a ello sobrepasan nuestras fronteras; en los Estados Unidos se remontan a casos de delincuentes de la década de 1920 y 1930 como la pareja de asesinos y atracadores Bonnie y Clide, Jonh Dillinger, ladrón de bancos o Al Capone, famoso gánster que a base de sobornos y violencia controló el mercado ilegal de alcohol y las apuestas. A decir del término, gánster se deriva de gángster, término inglés que refiere a un criminal, un jefe de andilla que opera por lo general en ciudades.
Por lo general algunos líderes de la delincuencia y el narcotráfico (colombianos y mexicanos) de finales de siglo XX intentaron emular las proezas de aquellos delincuentes de la época de la Depresión Económica Estadounidense de finales de 1920´s. La cereza en el pastel a este respecto se consolidó con el estreno de las cintas hollywoodenses “El Padrino (The Godfather, 1972) película basada en la novela del mismo nombre del escritor Mario Puzo (1969), dicha cinta corresponde a la primer de tres partes “El Padrino II” (The Godfather, 1974) y “El Padrino III (The Godfather, 1990).
Mientras el Cartel de Félix Gallardo comenzaba a tomar forma, otra cinta estadunidense era un éxito en taquilla; “Caracortada” (Scarface, 1983). Si bien en el fondo estos filmes intentan dejar la moraleja de que “el crimen no paga”, en la práctica se representa l opuesto y pese a la incertidumbre de una vida corta con un final trágico. Capos y sicarios renacen tan rápido como otros son eliminados o encarcelados.
México no solo ha recibido la “influencia” de su vecino país del norte, sino que ha generado ejemplos peculiares al respecto. Baste decir de los vínculos de la actriz Mimi Derba (antes de ser la destacada actriz en la época dl Cien de Oro Mexicano) con la Banda del Automóvil Gris a mediados de la década de 1920. De igual manera los nexos entre actores y artistas mexicanos tanto de la pantalla grande como de la chica. La película “Lamberto Quintero (1987) protagonizada por el actor y cantante Antonio Aguilar, son un claro ejemplo de ello, puesto que tanto en la producción de esta como en otros negocios este se vio vinculado con el Cartel de Guadalajara, más precisamente con Don Neto, uno de los principales líderes.
El caso anterior está plenamente documentado por la periodista Anabel Hernández, en su más reciente libro titulado “Emma y las otras señoras del narco” (2021). Dicha otra ha generado aun antes de ser publicada gran estupor debido a lo que la autora reveló en entrevistas previas sobre nombres de actores, actrices y cantantes implicados con jefes de carteles del narcotráfico. Lo cual no asombra debido a que dicha escritora lleva una prolífica carrera con este tipo de investigaciones los últimos años. La naturaleza del contenido de este libro comienza a generar molestia e incomodidad por lo que Anabel y prepara sus abogados ante posibles demandas.
Es natural que este tipo de lecturas causen morbo y controversia; lo antinatural es que no fuese así. Sin embargo, queda claro que lo que la periodista vierte en su obra apunta más allá del perjuicio y baja audiencia que tuvo el Teletón la semana pasada. Más allá de que Televisa y Tv Azteca prevengan defensa de algunas de sus actrices ¿Pudiéramos estar en riesgo de presenciar no sol juicios sino el destape de corrupción que derive en juicios, sanciones y hasta en una quiebra de ambas empresas televisivas? Es probable. De ahí la incomodidad y escandalo reciente que causa la publicación de este libro.
Ahora bien, desde principios de siglo XXI el auge de las plataformas de entretenimiento por internet ha generado un sinfín de contenido, entre el cual claro, las series referidas a personajes, contextos de la delincuencia organizada ocupan un lugar importante en Netflix o Amazon Prime, por ejemplo.
Todo comenzó con series y telenovelas como Rosario Tijeras (2010), La Reina del Sur (2011), “Pablo Escobar: El Patrón del Mal” (2012), “El Chapo” (2017), y “Narcos México” (2021). Esta última según su creador y productor, amenaza con ser la última temporada, negando a dar seguimiento a los acontecimientos bajo la justificación de que su objetivo era mostrar un poco el pasado de lo que se vive ahora en nuestro país en cuanto a inseguridad que no le interesa retomar los hechos más recientes, es decir desde la guerra contra el narcotráfico del gobierno de Felipe Calderón a la fecha.
No obstante, no hay que fiarse de estas declaraciones, puesto que si algo vende son este tipo de contenidos y ya sea su autor original u otro más tarde que temprano podríamos tener una cuarta temporada de esta serie.
Finalmente, sin afán de promocionar algún tipo de lectura, creo que para entender la enfermiza complejidad del entorno humano. Demos un vistazo a nuestro contexto actual; aun hay muertas en Ciudad Juárez, aún está en entredicho el papel que juegan las fuerzas armadas y antiguas autodefensas en Michoacán en pro de la paz de aquella entidad. Todavía está pendiente que este sexenio que nuestro Huey Tlatoani Andrés Manuel nos responda ¿Qué papel juegan Bartlett y Herz-Manero? Dos funcionarios púbicos de la vieja guardia priísta que estuvieron implicados muy de cerca con la delincuencia organizada haca unas décadas. Al igual que García Harfuch en el gobierno capitalino de la generalísima Sheinbaum.
En el epílogo de esta discusión incompleta quizás más allá de leer el libro de Anabel Hernández primero tengamos que revisar si no ver un poco sobre las teleseries que son el precedente que explica parte de lo que dicha periodista escribió, me refiero a “Sin Tetas No Hay Paraíso” (2006), “El Cartel de los Sapos (2008)”, “Las Muñecas de la Mafia” (2009), “Rosario Tijeras” (2010) y “La Reina del Sur” (2011). Dispensen ustedes si he omitido varias producciones, pero son tantos los programas y series que no terminaríamos en esta nota. A cuyo caso considero que no es malo que existe este tipo de contenidos, si el sensacionalismo con el que se les presenta, a ello se suma un ubico poco ávido de critica que si bien puede ver estas series como mero entretenimiento o en el peor de los casos como dije al principio, justificar, emular y admirar a estos deleznables personajes.