
Ráfagas: Otra vez Susana
Viene a ayudar al desarrollo de su municipio, dice, y pretende colocar en un mejor plano a Mixquiahuala, un municipio que tiene el distintivo de contar en sus tierras con en ejido más grande del país, y donde el 92 por ciento de su gente vive de las actividades primarias; es decir, de la agricultura. El resto, una mínima parte vive de la industria y los servicios.
Trae consigo el distintivo, nada despreciable, de haber gobernado la ciudad más poblada del país y una de las más pobladas del mundo: la Ciudad de México.
Por eso se le hace la pregunta obligada:
¿Si viene de gobernar nada más y nada menos que a la CDMX, cómo viene a gobernar a Mixquiahuala, su tierra natal?
José Ramón Amieva Gómez, responde:
“Vengo a ayudar, quiero que mi municipio, la tierra que me vio nacer, se desarrolle, crezca y sus habitantes tengan mejores condiciones de vida”.
Viene entonces la otra pregunta, obligada también:
¿Aspira a gobernar Hidalgo?
Y responde:
En absoluto, yo quiero ayudar a mi municipio y de lo demás, hablando de política, el tiempo dirá…
Aunque sus respuestas son válidas, no convencen al reportero, que piensa diferente y cree en una estrategia política de más largo alcance, que bien podría ponerlo en el rejuego de la sucesión gubernamental, que comenzará, sin duda, el 7 de junio de este año, apenas concluya la jornada electoral más grande de la historia del país.
Administrador de toda su vida profesional, no ignora lo que significa haber sido jefe de gobierno de la CDMX, para concluir la gestión del ahora senador Miguel Ángel Mancera, a quien se le señala por haber cometido presuntos negocios irregulares al amparo de su encargo como jefe del gobierno de la Ciudad de México.
Esas acusaciones, por las que han sido encarcelados dos de sus más cercanos colaboradores, salpican, al menos mediáticamente, al sucesor de Mancera, José Ramón Amieva, quien en descargo sostiene que cuando él llegó a la jefatura de gobierno, el asunto del que se acusa a su antecesor, ya estaba hecho.
¿Nada qué ver? Se le inquiere y tras degustar el trozo de pizza, sonríe y suelta:
¡Nada qué ver!
Por sí o por no, el fantasma de esa acusación le perseguirá hasta que la autoridad correspondiente cierre el caso y entonces el alcalde de Mixquiahuala, dé rienda suelta a sus proyectos de desarrollo para su Mixquiahuala querido.
En tanto, el distintivo que le precede y su regreso a Hidalgo, lo coloca como un importante activo político para Morena, en ese rejuego de la contienda para renovar el poder ejecutivo estatal, el próximo año.
Que Amieva quiera o no, que tenga se le den las condiciones o no, que desaparezca el fantasma de la ley por lo ocurrido con su antecesor en la CDMX, será otro cantar.
Pero de que Morena tiene en José Ramón Amieva un importante perfil, es indudable, que se la quieran jugar con él, es otra cosa.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.