Subestimando a la presidenta
Lo ocurrido esta madrugada en el municipio de Tula, contrasta con el discurso de nuestras autoridades encargadas de brindar seguridad a los hidalguenses, que resalta a Hidalgo como un estado tranquilo, donde no hay grupos delictivos organizados y que cuando ocurre un enfrentamiento se trata de “un hecho aislado” o si aparece un cuerpo desmembrado con un narco mensaje, es que lo mataron en algún otro estado y “lo vinieron a tirar a Hidalgo”.
Esta madrugada, a las 4:12, dicen los reportes periodísticos, se hicieron estallar de manera simultanea y en puntos distintos tres autos cargados con explosivos, como un distractor para los cuerpos de seguridad y de ese modo un comando armando irrumpió en el penal de Tula, para rescatar a nueve reclusos, entre ellos el presunto líder de una banda delictiva.
Debido a este inusual hecho, se ordenó la suspensión de clases y de actividades comerciales, por el temor que generó esta sorpresiva incursión de los delincuentes para “rescatar” del penal de Tula a sus compañeros, entre ellos el presunto dirigente de una banda delictiva, conocido como “El Michoacano”.
La acción de los delincuentes derivó en un fuerte operativo en el que participan el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional, policía estatal, policía municipal y personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH).
En una conferencia de prensa este mediodía en Tula, autoridades estatales reconocieron que un grupo armado irrumpió en el penal de Tula, para ayudar a nueve personas a evadirse y para ello hicieron estallar previamente dos vehículos con explosivos, como un distractor.
Se confirmó, además, que en un enfrentamiento entre delincuentes y policías, posterior a la evasión resultaron dos personas heridas, entre ellos un policía estatal, quien recibió un impacto de bala, aunque está fuera de peligro.
Simón Vargas Aguilar, secretario de gobierno, quien encabezó al grupo de funcionarios en la conferencia de prensa, así como el procurador de Justicia, Alejandro Habib Nicolás, aclararon que no se trató de un ataque a la ciudadanía, sino que fue una acción que tenía como objetivo preciso, ayudar a la evasión de los nueve reos.
Sostuvieron que “la seguridad y la tranquilidad” de los vecinos de Tula “está garantizada”.
Hasta ahora no ha sido recapturado ninguno de los evadidos, las indagatorias siguen, los peritajes también y las autoridades se negaron a reconocer si los evadidos forman parte de algún grupo de la delincuencia organizada.
Es decir, todo en paz, y sólo se trató de otro hecho aislado.