Así no, presidenta
Carente de estructura sólida, de liderazgos, de conducción, de una ruta definida, de cuadros con estatura moral y de un rumbo definido de cara a las elecciones en curso, para la renovación de los 84 ayuntamientos, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), no deja de ser eso, un movimiento que no cuaja como partido y al que se han enquistado personajes de ínfima calidad política, para utilizarlo con fines aviesos y con la sola pretensión de alcanzar el poder, sólo por ese gusto, y no el que le dio origen al movimiento creado por Andrés Manuel López Obrador, para ofertar a los mexicanos un modo nuevo, distinto de hacer política, con la idea de acabar de una vez por todas con la corrupción y la impunidad.
Hoy, vemos cómo desde distintos rincones de la entidad, surgen las protestas contra lo que consideran una imposición y desaseo en la definición de los candidatos a las presidencias municipales. Desde la huasteca, pasando por el Valle de Tulancingo, el Valle del Mezquital y hasta al municipio de Mineral de la Reforma, sin dejar de lado la región de Zimapán.
Haber dejado que la Comisión Nacional de Elecciones, tomara la decisión de definir a los perfiles y armar las planillas, parece que tendrá un muy alto costo para Morena, en esa idea de continuar tiñendo el país de morado, en la medida que va haciéndose de espacios de poder desde el municipio hasta la presidencia de la República.
Hasta hace unos meses, la idea continuaba aunque poco a poco se diluía: Morena tiene para ganar más de la mitad de municipios gracias a la ola protectora de Andrés Manuel López Obrador, lo cual alcanzará, incluso, hasta para la alternancia en el poder ejecutivo el próximo 2022.
Hoy, ya no se puede pensar lo mismo y paradójicamente, son los propios dirigentes de Morena, quienes han permitido que el partido se debilite y eso sea aprovechado por grupos que en su vida han tenido siquiera ideas progresistas o de izquierda, como sería el requisito para militar en ese partido.
Andrés Caballero Cerón, presidente del Consejo Estatal de Morena, ha tenido que lidiar con otro pretendido liderazgo al interior de Morena, el de Abraham Mendoza Zenteno, quien también hace su juego; otro más es el ex coordinador de Morena en la LIV Legislatura local y quien ahora aspira por segunda vez a gobernar su municipio, el de Tula de Allende.
Ricardo Baptista González, tuvo en sus manos la oportunidad de pasar a la historia, como el promotor de un verdadero cambio en la entidad, desde el momento mismo en que lideraba a la bancada más grande del Congreso, pero cedió a los intereses de Gerardo Sosa Castelán, quien hace lo suyo imponiendo piezas en Morena, en el PT y donde se dejen, con el propósito de armas su estructura de cara a la renovación del poder ejecutivo estatal.
Rufino Contreras, un dirigente de El Barzón en el Estado de México, que se entrometió en el movimiento contra el confinamiento de Zimapán, promovido por la firma Abengoa, es hoy el candidato a alcalde, sin mayor mérito que ese, lo que ha movido al diputado Víctor Osmind Guerrero, a demandar la reposición de un proceso desconocido para ungirlo como candidato de Morena.
Así podríamos seguir con una larga lista de inconformidades que sin duda, por ahora, dejan mal parado a Morena en ese afán de permear en la ciudadanía como un partido diferente, que ofrece algo distinto electoral y políticamente, pero que en la realidad se ha convertido en rehén de intereses mezquinos que nada tienen qué ver con acabar de una vez por todas con la corrupción y la impunidad.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.