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La comisión encargada de analizar y llevar a buen puerto la elección del nuevo presidente (hombre o mujer) de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), decidió llevar el proceso en total secrecía al guardarse los nombres de los aspirantes y negarse a transparentar algo que debería ser absolutamente público, ahora que hablamos de transparencia y rendición de cuentas de nuestros representantes populares y nuestros gobernantes.
Nadie sabe cuántos aspirantes son y mucho menos sus nombres y sus perfiles para conocer quiénes están interesados en conducir los trabajos de un ente creado en 1992 y al que un grupo de ciudadanos considera ser un ente ligado a los poderes en turno, pues todos sus presidentes han tenido que ver con el gobierno del estado.
La semana pasada, la comisión respectiva, en la LXV Legislatura local, que preside el morenista Francisco Xavier Berganza, anunció el inicio del proceso de registro de aspirantes al cargo de ombudspearson, pero cuando los comunicadores intentaron conocer la lista de registrados, se les informó que no habría difusión sobre el tema.
Los representantes de Morena, particularmente, han tomado como bandera de lucha en su afán de ser diferentes a los demás (“no somos iguales”, ha dicho recurrentemente el presidente Andrés Manuel López Obrador) la transparencia y la rendición de cuentas (no mentir, no robar y no traicionar, es la premisa), pero la parte que conforman los integrantes de la comisión de derechos humanos parece no pensar igual.
Esta mañana en la escalinata de la sede estatal de la CDHEH, hubo un foro ciudadano, convocado por diversos grupos interesados en la defensa y promoción de los derechos humanos, que centralmente recordaron que desde que se creó el organismo, en 1992, todos sus titulares han estado ligados al gobierno estatal.
Desde Estela Rojas, primera presidenta del organismo, pasando por Mario Pfeiffer, Alejandro Straffon (+), Raúl Arroyo, Alejandro Habib Nicolás y hasta el actual Javier Ramiro Lara Salinas, han sido personajes ligados al poder ejecutivo estatal y al PRI.
En su discurso acusaron que lo menos que les ha interesado a los presidentes en turno es precisamente la defensa de los derechos humanos; han hecho gastos fuera de lugar como la compra de pasteles caros y otros que nada tienen que ver con la promoción y defensa de los derechos humanos.
Hay que reconocer una tarea que hacen bien, pero que poco efecto tiene a la hora de presentar sus resultados y hacer las recomendaciones correspondientes: los diagnósticos respecto de la situación que guardan y las condiciones en que funcionan las cárceles y barandillas del estado, la gran mayoría con deficiente atención en detrimento de los reclusos y la sociedad misma.
Nada malo tendría conocer nombres y perfiles de los aspirantes a suceder a Lara Salinas, quien entró al relevo, cuando su antecesor Alejandro Habib fue a ocupar el cargo que dejó quien también fue ombudsman, Raúl Arroyo González.
El que nada debe, nada teme.