Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
Este domingo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), da el segundo paso en aras de construir la unidad que necesita para enfrentar el proceso electoral más complicado de su historia, pues está serio riesgo de perder la hegemonía que ha sostenido por las últimas ocho décadas, en el poder ejecutivo estatal. Al medio día del 28 de noviembre Julio Valera Piedras y Victoria Eugenia Méndez Márquez (Jenny Márquez), rendirán protesta como presidente y secretaria general, respectivamente, del Comité Directivo Estatal (CDE) para dirigir el partido por los próximos cuatro años.
Y como primera tarea, tendrán de inmediato que conducir el proceso interno de su partido para definir al candidato o candidata a la gubernatura, que se elegirá el primer domingo de junio del próximo año.
Una primera señal de la tan ansiada unidad partidista, la dieron los integrantes del Consejo Político Estatal, que se registraron dos días antes de que lo hicieran Julio Valera y Jenny Márquez.
En la planilla “de unidad” (porque fue la única que se registró) para su integración se consideró a cada una de las cabezas que representan a grupos de relevancia al interior del partido, con el propósito de lanzar un mensaje al interior y al exterior de que el PRI sabe ponerse de acuerdo a la hora de enfrentar los grandes retos electorales, merced a la lealtad y disciplina de sus cuadros y la militancia.
Así, la diputada federal y secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) estará representada por Martín Quezada; el alcalde de Mineral de la Reforma y presidente de la Asociación Estatal de Presidentes Municipales, Israel Félix Soto, colocó a Erick Pérez; el senador Miguel Angel Osorio Chong, envió a su hijo Miguel Angel Osorio Vargas.
El presidente municipal de Tulancingo, Jorge Márquez Alvarado, estará representado por Pedro Escudero; el ex gobernador Francisco Olvera Ruiz, colocó al ex diputado local Javier Amador de la Fuente; otro ex gobernador, Manuel Angel Núñez Soto, envió a Rodolfo Picazo, que fue su secretario de finanzas; Jorge Rojo García, diputado local suplente, tiene a José Rangel; José Antonio Rojo García, colocó a Ismael Avilés, ex dirigente de la CNC y ex diputado local; Roberto Pedraza Martínez, líder moral del Consejo Supremo Ñhahñu, envió a Tomás Cano Montufar.
De ese modo, el PRI envió su primera señal de apertura y de abrir espacios a la mayoría de los representantes de grupos políticos al interior del tricolor, para buscar la ansiada “unidad partidista”, con la que pretenden refrendarse en el poder ejecutivo estatal y entre todos postular a la persona que verdaderamente los una y represente con posibilidades de triunfo en las elecciones del próximo 5 de junio.
Y aunque estos dos pasos son importantes en la ruta hacia la unidad y la postulación de su mejor oferta electoral, con mucha anticipación los aspirantes hacen su labor en aras de ganar la candidatura. Así tenemos en esas tareas al alcalde de Mineral de la Reforma, Israel Félix Soto y a la diputada federal Carolina Viggiano, como las principales propuestas, sin saber con precisión si el PRI postulará a una mujer o a un varón como su representante en las elecciones del 2022.
Con menos posibilidades, pero con las mismas intenciones, están el alcalde de Tulancingo, Jorge Márquez; el mismo presidente del PRI, Julio Valera y en algunos espacios han colocado al alcalde de Pachuca, Sergio Baños Rubio.
El domingo en la concentración que se celebrará en el ahora llamado “cubo de Colosio”, es decir, la sede estatal del PRI se verá si ese llamado a la unidad se refleja en la asistencia y participación de esos cuadros importantes que están representados en el Consejo Político Estatal y si se va logrando la ansiada unidad partidista.
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