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El termino podría entenderse como la acción de perforar ductos de agua con propósitos de extraer agua potable con fines de comercialización ilegal.
Y eso es precisamente lo que ha detectado personal de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Servicios Intermunicipales (CAASIM), que opera en 12 municipios de Pachuca y la zona conurbada.
Primero, se descubrió a la Constructora Quma, que sustraía agua de manera ilegal, a través de una toma clandestina en el fraccionamiento Paseos de Chavarría, municipio de Mineral de la Reforma.
Después, la tarde del lunes 25 de abril, personal de esa dependencia, localizó y clausuró una toma clandestina en un predio particular de la localidad de San pedro Huaquilpan, municipio de Zapotlán de Juárez, que aparentemente abastecía a carros cisterna, a través de un depósito conectado de forma ilegal a la red hidráulica.
En ambos casos, se detectaron las tomas clandestinas, gracias a llamadas anónimas que llegaron a las oficinas de la CAASIM en Pachuca.
El pasado 31 de marzo, se descubrió que la Constructora Quma, robaba agua a través de una toma clandestina, en el fraccionamiento Paseos de Chavarría, mediante la construcción de una “garza”, que usaban para llenar carros cisterna, que presuntamente se usaban para compactar terrenos y para la construcción de viviendas.
La Ley Estatal de Agua y Alcantarillado de Hidalgo, impide el uso de agua potable en los procesos de compactación de terrenos o vialidades, riego de parques y jardines públicos o campos deportivos, pues para ello debe usarse agua tratada y no para consumo humano.
Por lo que toca al caso de San Pedro Huaquilp0an, el predio donde se hurtaba el vital líquido, se localiza en la calle “Niño Perdido” y se adelantó que la sanción a los propietarios del inmueble es equivalente a una multa que va de las 12 a 60 Unidades de Medida Actualizada (UMAs) y al pago por la cantidad de líquido sustraída.
Se precisó que los ladrones estaban conectados de forma ilícita a la red hidráulica, a través de una manguera de polietileno de media pulgada de grosor, que se usaba para la ordeña del agua, con la cual llenaban pipas y una cisterna, sin que ésta pasara por algún medidor.
Así que la CAASIM, que de por sí opera de forma irregular en la atención a la ciudadanía, además de enfrentar problemas de cobro, tomas clandestinas, fugas del líquido por la obsolescencia de las redes de distribución y, ahora, hasta los rezagos en pagos por el servicio de decenas de escuelas públicas que dejaron de funcionar durante la pandemia y que ahora enfrentan problemas para atender las necesidades básicas de operación de las escuelas, se encuentra con un nuevo fenómeno: el “aguachicol”.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.