Ráfagas: Voracidad panalista
INDICADOR POLÍTICO
Aunque sin lograr de distraer la atención del fraude electoral pergeñado la noche del 6 de julio de 1988, Manuel Bartlett Díaz ha colocado al PAN en el eje de la entronización de Carlos Salinas de Gortari y el proyecto neoliberal en el poder en esas elecciones.
Lo que articula escenarios históricos temporales, en el fondo se tratará hoy y en el 2024 de un mismo proyecto conservador: frenar reformas de preponderancia del Estado y convertir la próxima elección presidencial de 2024 en la restauración del proyecto neoliberal salinista 1979-2018.
El pacto político del PAN en 1988 para salirse del compromiso con Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra de “no aceptar los resultados ni reconocer a las autoridades que provengan de un proceso electoral viciado” (Compromiso del 30 de junio de 1988) fue anulado por la negociación secreta del dirigente nacional panista Luis H. Álvarez con Manuel Camacho Solís (primero como secretario de Desarrollo Urbano y luego como secretario general del PRI) para inventar el concepto político de “legitimación secundaria” de Salinas callando la protesta como partido.
La clave para comprender el entendimiento colaboracionista del PAN de Álvarez estuvo en aquella declaración formal del candidato presidencial panista Manuel J. Clouthier de que: “Salinas se robó nuestro proyecto”, en tanto que la propuesta de gobierno salinista se basaba en los tres pilares ideológicos del PAN: el principio de subsidiariedad del Estado, el solidarismo y el bien común.
En este sentido, Álvarez pactó con Camacho el reconocimiento a Salinas como presidente, incluyendo aquella frase con la que Clouthier se dirigió a Salinas cuando se encontraron ya en el gobierno salinista: “señor presidente”.
En las elecciones de 1988 el PAN se comportó como oposición leal al sistema/régimen/Estado priísta y en base a aquel comportamiento político es que ahora se restablece la alianza anti populista del PAN actual con la facción salinista que tiene el control del PRI y de las dos bancadas que han construido, con el PAN y el PRD anti cardenista, un bloque de poder neoliberal contra las reformas del presidente López Obrador.
Este escenario contextualiza y explica los dardos envenenados de Bartlett acusando al PAN de pactar con el proyecto salinista, aunque sin aclarar su doble papel entonces como secretario de Gobernación: encargado de operar y justificar el fraude electoral en el conteo de votos y desestabilizar el país buscando con los duros del PAN anular las elecciones presidenciales y evitar el encumbramiento de Salinas y el propio Bartlett aparecer como segundo candidato.
Este modelo, por cierto, aparece en una de las líneas políticas del asesinato de Colosio en marzo de 1994: sacar de manera violenta a Colosio como candidato que gobernaría con Camacho para modificar el proyecto económico neoliberal priorizando la democratización que Salinas siempre impidió y colocar en su lugar a Ernesto Zedillo que sí cumplía, por su complicidad con Joseph-Marie Córdoba Montoya, con la garantía de continuidad a cualquier costo del proyecto neoliberal salinista, aunque, por el peso moral del asesinato de Colosio en la lógica del beneficiario del crimen, sin Salinas.
La revisión de los documentos de alianza del PAN con Salinas a través de Luis H. Álvarez también involucró al importante dirigente panista Abel Vicencio Tovar, quien primero se opuso al reconocimiento a Salinas y en su discurso en la Cámara el 1 de diciembre de 1988 acuñó una argumentación que quedó marcada en el PAN: “legitimación posible en el ejercicio del bien común”, es decir, la legitimación secundaria que argumento Álvarez en sus negociaciones con Camacho.
Las motivaciones del PAN en 1988 para pactar con Salinas en torno a reformas políticas que Camacho no pudo instrumentar porque no le dieron Gobernación sino la jefatura del Departamento del Distrito Federal, sí se cumplieron con la aplicación por parte de Salinas del proyecto neoliberal salinista basado, como se quejó Clouthier, en las propuestas históricas del PAN.
Por ello no es gratuito que la alianza Va Por México del PRI-PAN-PRD haya sido impulsada por la Coparmex neoliberal y perfile la precandidatura presidencial de Gustavo de Hoyos, expresidente de ese sindicato patronal, como un actualizado y remasterizado Clouthier.
En este contexto y con la experiencia de 1988, la alianza opositora reconstruye el bloque Salinas-PAN de 1988 para confrontar el proyecto reformista de Estado de López Obrador en 2024.
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Política para dummies: La política es un hierro candente.
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