(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
PACHUCA, Hgo., 29 de marzo del 2017.- Si bien nadie puede dar por sentado que Andrés Manuel López Obrador ganará las elecciones del 2018 (fundamentalmente porque este país ha tenido que lidiar con la frustración de tres fraudes electorales previos, dos de ellos contra el tabasqueño), menos aún alguien puede asegurar que el PRI repetirá en la presidencia ¿El PAN? No tiene posibilidades.
De tal modo, la maquinaria priista está apostando todos sus recursos a la elección del Estado de México. Es vital para este organismo pues representa la trinchera dónde de guarecerán los restos del tricolor, cuando López Obrador ocupe el Palacio Nacional.
Esta es una estrategia lógica, un acto de pragmatismo puro, virtud política en la cual el PRI es maestro: la idea no sirve, deséchala; ante el peor de los males, el mal menor. Si Peña Nieto entrega la banda presidencial al dirigente el Movimiento de Regeneración Nacional, al menos sus huestes podrán volver al Edomex, donde les esperaría un gobernador –a la sazón, Alfredo del Mazo Maza–, para entregarles la estructura estatal. Así podrán sobrevivir seis años, reagruparse e inventar qué hacer para la siguiente oportunidad.
Por eso se explica que todo (y cuando digo todo, es todo) el aparato del gobierno de la República, tanto del poder Ejecutivo como de los organismos desconcentrados, estén operando la elección en el Estado de México. Qué tanto es el ímpetu tricolor que hasta los gobernadores priistas han enviado fuertes delegaciones operativas con todo y coordinadores cuál si fuesen bancada, para meterle a la elección. Para el PRI, esta es la elección de elecciones.
Así, todas las semanas, prácticamente todo el gabinete presidencial visita el Estado de México. Osorio Chong entregó actas de nacimiento; Narro Robles afilió al seguro popular; Aurelio Nuño entregó pulseritas; Rosario Robles entregó ¡casas!; Penchyna entregó créditos del Fovissste; la secretaria general priista, Carolina Monroy, entregó tinacos… y así los seguiremos viendo.
Por eso creo que el PRI retendrá la gubernatura mexiquense, a pesar del optimismo de Morena.
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman se regodearía al observar tal mecanismo de cooptación electoral y empatarlo con su tesis sobre que los pobres, es decir, quienes no tienen asegurados sus derechos personales (vivienda, salud, educación, cultura, trabajo, etc.) no tienen la capacidad de pelear por sus derechos políticos, no porque sean tontos, sino porque todos sus esfuerzos están destinados, básicamente, a sobrevivir. Y el Estado de México es un mercado de miseria. La gente toma lo que le dan, porque no tiene otra cosa. Cada elección es un respiro. El PRI lo sabe; esa es su obra y su voto duro. Y nadie, por mucho tiempo que invierta, puede sembrar conciencia en un estómago vacío.
Pienso que el avance de tal cochinero electoral será otro ladrillo sobre la tumba política del PRI hacia el 2018. Ganando el Estado de México, se condenan a perder la Presidencia. Creo, no obstante, que esto lo saben y están conformes. Eso es mejor a apostarlo todo y finalmente quedarse con nada.
Es un escenario similar al de la elección del 2006 con Roberto Madrazo. El golpeteo entre Osorio Chong, Videgaray, Nuño, Beltrones, Peña Nieto y hasta Ivonne Ortega ha sido tanto y tan largo, que nadie saldrá fortalecido como candidato. El resultado es sabido. Pero este es un tema del cual hablaremos después. Mientras tanto sentémonos a observar al Estado de México. Mercaderes electorales, miren y aprendan. Humanidad entera, tomen asiento: esto es política a la mexicana. Presten atención porque esto explicará muchísimas cosas sobre el atraso de nuestro país.