Radar Político: Cruz Azul, fin de un capítulo
PACHUCA, Hgo., 20 de enero de 2025.-En un mundo saturado de información, los gobiernos han encontrado en las redes sociales un canal inmediato y masivo para comunicarse con la ciudadanía. Sin embargo, confiar exclusivamente en estos espacios digitales es un riesgo. La comunicación gubernamental no puede reducirse a métricas de alcance o a la viralidad de un mensaje; debe estar anclada en la construcción de comunidad, en el diálogo directo y en la escucha activa.
Las redes sociales ofrecen inmediatez, pero también fugacidad. La información ahí se consume y se olvida en segundos, compitiendo con tendencias efímeras y la avalancha de contenido que la propia lógica del algoritmo impone. ¿Cómo garantizar que los mensajes esenciales realmente lleguen a la población? ¿Cómo evitar que lo urgente eclipse lo importante?
Es en la comunidad donde la comunicación adquiere sentido y permanencia. Cuando la información gubernamental circula a través de redes humanas —grupos vecinales, colectivos culturales, espacios de encuentro local—, deja de ser un mensaje unidireccional para convertirse en conocimiento compartido. La ciudadanía deja de ser un simple espectador y se convierte en interlocutor, en agente que traduce, cuestiona y enriquece la información.
Apostar por la comunicación comunitaria no significa renunciar a las redes sociales, sino entender que no son el único vehículo ni el más eficaz para todos los públicos. Significa reconocer que la información viaja mejor cuando hay confianza y proximidad, cuando las personas sienten que lo que se comunica les concierne y pueden apropiárselo. Significa asumir que el diálogo cara a cara sigue siendo insustituible en un mundo hiperconectado pero paradójicamente fragmentado.
El verdadero desafío para los gobiernos no es solo informar, sino generar conversación, involucrar a la gente en la vida pública y fortalecer los lazos que sostienen el tejido social. No basta con hablar; hay que estar presentes en los espacios donde la comunidad se encuentra, escucha y discute. Los gobiernos no deben medirse en likes o comentarios, sino en acciones y el impacto social de las mismas. Porque al final, la comunicación más efectiva no es la que se mide en interacciones digitales, sino la que transforma realidades.