
Radar político/Martiniano, faltan muchos...
PACHUCA, Hgo., 21 de julio de 2025.- La iconografía, refiriéndome en este caso al tema escultórico y de diseño, es fundamental para la comunicación visual y la identidad. Los íconos, como representaciones visuales simplificadas de ideas o conceptos, facilitan la comprensión y el reconocimiento, mejorando la percepción de la sociedad, al tiempo que fortalecen la conexión emocional con un espacio, una entidad o incluso un país.
Los monumentos y esculturas icónicas suelen relatar un momento histórico, los valores y la identidad de un lugar; forman parte de un legado cultural. Estas obras también tienen la capacidad de convertirse en símbolos representativos de una ciudad o de un país, trascendiendo del interés local al reconocimiento global mediante su impacto visual, su expresión y su simbolismo.
Las esculturas, a través de sus formas, materiales y técnicas, transmiten significados profundos de identidad que pueden comunicar, provocar emociones y generar reflexiones.
Asimismo, la tecnología actual, a través del diseño y la sustentabilidad, aportan diferentes percepciones para los nuevos proyectos escultóricos, actualizando nuestro contexto histórico. Es decir, se pueden diseñar y erigir más contemporáneas en su forma y, gracias a esta estética, pueden hacerse funcionales mediante materiales y energías alternativas sustentables.
Una escultura como ícono funcional puede actualizarse y ofrecer información relevante a la sociedad, generando historia para las próximas generaciones.
Por ello, es fundamental conservar los íconos del pasado que en su momento fueron innovadores y que hoy nos han dado identidad y legado. A lo largo de los años, estos se han resistido a desaparecer y por lo tanto han sido testigos permanentes de acontecimientos que hoy nos ayudan a contextualizar, reflexionar y comprender nuestro tiempo.
La iconografía escultórica, junto al diseño, son herramientas poderosas para la comunicación visual: la primera nos conecta con la historia y la cultura, mientras la segunda facilita la interacción con el mundo moderno y digital. Ambas, cuando se diseñan y construyen con cuidado y propósito fundamentado, pueden generar un impacto significativo en la forma en que percibimos el mundo y nos relacionamos con nuestro entorno.