¿Preparados para Kamala o Trump?
Twitter: @OswaldoRamirezG
Pocos recuerdan hoy a Mijail Gorbachov. Apenas si figura en la memoria de sus libretas de historia de primaria, prepa o secundaria de las nuevas generaciones. Ni siquiera creo que recuerden al poco célebre Boris Yeltzin, primer presidente de la Federación Rusa. No obstante, la memoria reciente ha puesto el ojo a dos personajes de aquellas latitudes de los cuales las opiniones son encontradas; uno insufrible y falso, producto de la enajenación social y del marketing de su país que en su afán por lograr empatía intentó sensibilizar por medio de fotografías “fashion” en una conocida revista la crudeza de la guerra que vive su país. Obviamente me refiero al “servidor” del pueblo ucraniano, Volodimir Zelensky.
En su contraparte el mandatario ruso Vladimir Putin, al cual los medios de comunicación occidentales no bajan de dictador imprudente, y que pese a que nieguen aceptarlo, de poco en poco le está ganando la partida socioeconómica en el conflicto a Ucrania y la OTAN. Putin político nacionalista de ultraderecha, abogado y ex oficial de la KGB (Agencia de Espionaje de la extinta Unión Soviética) sorprendió a propios y extraños el pasado fin de semana al no asistir al funeral de Mijail Gorbachov (1931-2022) último líder de la extinta Unión Soviética (URSS) quien falleció a los 91 años el pasado 30 de agosto en Moscú.
Miles de simpatizantes se reunieron e hicieron fila para despedir en un funeral de cuerpo presente llevado a cabo el sábado pasado en La Casa de los Sindicatos de Moscú, lugar icónico donde han sido homenajeado algunos líderes socialistas célebres entre ellos Josef Stalin (1953). La ceremonia y trasmisión de esta se notó un tanto gris al no ser un evento en la que el gobierno ruso pusiera la mayor atención y mucho menos al omitir a tal suceso como un hecho de luto nacional.
Si bien es cierto la participación y liderazgo de Mijail Gorbachov fueron cruciales en el final de la Guerra Fría, fue precisamente a efecto de las políticas públicas impulsada durante su gestión tanto como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (1985-1991) así como en su carácter de jefe de Estado (1988-1991) las que detonaron el desmoronamiento de la Unión Soviética.
La Glasnost (trasparencia) “Política de apertura o trasparencia” tuvo como objetivo la apertura y libre discusión de asuntos políticos en favor de los ciudadanos soviéticos. La intención de esta política buscaba reducir el control del Estado y reducir el “secretismo” político a sus ciudadanos, lo que sin duda fue visto como un acto de buena fe del gobierno soviético pero que al mismo tiempo reveló las fallas del sistema socialista y por ende generó que se le cuestionara abiertamente en particular por hechos tan terribles como el accidente de Chernobyl el 26 de abril de 1986.
Se impulsó también la Perestroika (reestructuración), la cual consistió en una reforma para liberar la economía soviética. Sin embargo, en el proceso tanto la Perestroika como la Glasnost revelaron las debilidades del sistema, pues de manera rápida demostró que no estaba preparado para tales reformas y por consecuencia devino en la desarticulación de la Unión Soviética. En el fondo Gorbachov pretendía reformar las viejas prácticas y fortaleces al Estado Soviético dando un paso adelante (similar a lo que logró hacer China en años recientes), pero las crisis socioeconómicas y políticas regionales a su interior, el desastre nuclear de Chernobyl y la Caída del Muro de Berlín en 1989, fueron los detonantes para que en 1991 sucediera todo lo contrario.
El afán reformista y conciliador con occidente le valieron que recibiera el Premio Nobel de la Paz en 1990. Durante su gestión la simpatía y acercamiento con Estados Unidos y la OTAN si bien suavizó a tensión militar entre ambas partes también generó expectativa e inconformidad de parte de los miembros comunistas ultraconservadores en el Kremlin. De ahí la frialdad con la hoy que el gobierno ruso al recuerdo de su célebre gestión recibió con beneplácito disimulado la trasnochada noticia, la cual había demorado algunos lustros pues según se informó a la prensa Gorbachov murió a consecuencia de una “larga y terrible enfermedad”
En su legado quedan las buenas relaciones diplomáticas con los ex presidentes estadounidenses Ronald Reagan y George Bush Padre. De manera indirecta también las tensiones, crisis y ahora conflictos que un gobernó ruso intenta lidiar desmarcándose del fantasma de la Unión Soviética. En teoría el mismo día en que se desarticulo esta y se dio paso a la Federación Rusa, estaba establecido que las alianzas militares tanto del Pacto de Varsovia (anulado el 31 de marzo de 1991) como de la OTAN quedarían disueltas a la caída de alguno de los regímenes ideológicos. Motivo por el cual sigue siendo una cuestión en discordia cuestionarnos ¿Por qué si ya no existe un “peligro” comunista en el horizonte aún sigue estando activa la OTAN? Juzgue usted ahora que ya no hay comunismo real quien es el verdadero peligro… En fin. Do svidaniya Mijail!
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.