
Ráfagas: Frente de alcaldes contra Gil Borja
PACHUCA, Hgo., 28 de abril de 2025.-La disidencia magisterial que tuvo su esplendor y apogeo a inicios de la década de los 80´s no tuvo una bandera, sino dos: la democratización del SNTE y recobrar el poder adquisitivo del salario.
¡Cien por ciento de aumento salarial!
Las consignas justas, pregonadas sin protagonismos, invitaban a la reflexión al grueso número de agremiados.
Carlos Jonguitud Barrios, llegó a tomar el control sindical, sin un proceso electoral. Su arribo se asemejó a un golpe de estado, muy de moda en la década de los 70´s
La vida democrática de varios países sudamericanos fue irrumpida por un golpe militar.
Salvador Allende en Chile, fue tan sólo un caso de los muchos ocurridos. Inspirado por esas prácticas, Carlos Joguitud, hubo emulado el procedimiento para tomar las riendas del CEN del SNTE. Literalmente hubo armas para amedrentar.
Obviamente el gobierno en turno lo hubo consecuentado…
Por otro lado, la inflación era imparable. Los gobiernos -populistas- gastaban más dinero, por arriba de sus ingresos. Creyeron en boom petrolero. La inflación llevaba la delantera y el poder adquisitivo disminuía considerablemente.
Las dos consignas que pregonaba la disidencia estaban justificadas, ¡eran postulados que no admitían refutación!
Para la época de los 90´s la inflación ya no era el dragón que no se podía dominar, también Carlos Jonguitud había soltado el control sindical a petición expresa del ejecutivo en turno.
El magisterio principalmente y también los administrativos aunque en menor escala fueron ganado conquistas laborales.
Queda claro que la función estelar de un sindicato es precisamente obtener conquistas laborales. Empero, no debe matar a la gallina de los huevos de oro. Si el gobierno no mira en retrospectiva, prontamente volverán las crisis económicas cuyo efecto devastador es quitarle valor al poder adquisitivo.
Hoy, desde otra trinchera, se observa con preocupación propuestas que exigen la derogación de la Ley del ISSSTE de 2007, sin un análisis de viabilidad financiera. Ciertamente, la labor docente en México sigue subestimada, a diferencia de sociedades como la japonesa. Pero aquí, donde el sector educativo representa cerca de la mitad de la burocracia nacional, una contrarreforma imprudente podría colapsar al ISSSTE en el corto plazo
¿De dónde saldrá el recurso para resarcir esa ley? Si sólo se deroga a favor de los trabajadores de la educación, el ISSSTE sucumbiría en corto plazo.
Retazo con Hueso: