Laboratorio Público / Visión que transforma comunidades
Hace 3 días se cumplieron 44 años de asesinato del profesor Misael Núñez Acosta, un nombre que resuena en la historia del magisterio mexicano, fue un maestro comprometido con la educación y un férreo defensor de los derechos laborales de los docentes. Su vida y su trágica muerte simbolizan la lucha por la justicia en un sistema marcado por la corrupción y el autoritarismo.
Misael Núñez Acosta nació en 1949 en Tenango de Doria, Hidalgo. Desde joven, mostró una profunda vocación por la enseñanza, influenciado por las condiciones de desigualdad educativa en su comunidad. Ingresó a la Escuela Normal Rural Luis Villarreal de El Mexe, pero fue expulsado por su activismo político. No obstante, concluyó su formación en la Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas de Tenería, Estado de México. Su paso por estas instituciones consolidó su conciencia social y su determinación de transformar las condiciones del magisterio.
Convencido de que la educación debía ser un motor de cambio social, Núñez Acosta se involucró en la lucha sindical. Durante la década de 1970, en un contexto donde el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) estaba dominado por liderazgos autoritarios y prácticas corruptas, se convirtió en una voz crítica contra la dirigencia sindical y el charrismo, siendo un ferviente defensor de los derechos de los maestros.
Al inicio de su carrera docente, trabajó en comunidades marginadas de la Sierra Norte de Puebla, donde impulsó movimientos para exigir servicios básicos. Más tarde, en el Estado de México, colaboró con trabajadores en la apertura de escuelas nocturnas para que obreros y campesinos pudieran concluir sus estudios.
Fue un miembro destacado del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM); también fundador del CCLMVM (Consejo Central de Lucha Magisterial del Valle de México) una organización que luchaba por la democratización del SNTE y la mejora de las condiciones laborales de los docentes. Denunció públicamente el desvío de recursos y la represión ejercida contra los maestros que exigían transparencia y justicia. Su activismo lo convirtió en un enemigo del régimen sindical y gubernamental.
El 31 de enero de 1981 a sus 32 años, Misael Núñez Acosta fue asesinado en el Estado de México en un crimen que generó indignación social y en el gremio magisterial. Las investigaciones apuntaron a sectores del SNTE como responsables del homicidio. En su momento, Elba Esther Gordillo advirtió públicamente que el movimiento de oposición sindical sería detenido «a cualquier costo y consecuencia». Esta declaración pública fue básica para señalarla como la autora intelectual, por parte de que quienes buscaron justicia del artero crimen.
Años después, Carlos Jonguitud Barrios declaró al periodista Jenaro Villamil que el asesinato fue perpetrado por un grupo controlado por Gordillo, posteriormente se retractó de sus declaraciones.
Aunque hubo detenidos, el crimen nunca fue completamente esclarecido, convirtiéndose en un ejemplo de la impunidad prevaleciente en México. Sin embargo, su asesinato no sofocó la lucha por la democratización del magisterio.
Hoy, el nombre de Misael Núñez Acosta sigue siendo un símbolo de resistencia y dignidad. Su incansable lucha por la educación y la justicia laboral es recordada por generaciones de maestros y activistas que persisten en la búsqueda de un sistema sindical más transparente.
Retazo con hueso: