
¿Quién habla con ella?
Carlos Arturo Martínez Negrete
Hace unos años en una conferencia hice ver que José José si hubiese nacido en el Reino Unido o Inglaterra -como se le haga más familiar- sería “Sir” José José, inmediatamente muchos se voltearon a ver entre asombro, risas burlonas, sarcasmo… Al pasar de los años muchos nos indignamos pues el Príncipe de la canción carecía de un homenaje de Estado, ni quienes se sirvieron de él, compañías, empresarios, hacienda pública lo reconocieron ¿Por qué lo merecería? Sencillo, primero por ser un creador reconocido a nivel mundial, su imagen refería a México. José me contó que en muchas ocasiones para abordarlo buscaban un diálogo común y lo primero era decirle algo en lo que reaccionara: “conocí Cancún, Los Cabos, Ciudad de México, Puerto Vallarta, El Zócalo Capitalino, Acapulco”.
Si reconocemos que su nombre se asocia a México, los mexicanos, su riqueza cultural, humana y creativa, resulta también imposible no asociarla con los múltiples personajes de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, así como otros genios artísticos como: Juan Gabriel, José Alfredo Jiménez, Marco Antonio Muñiz, Vicente Fernández, nuestras riquezas, litorales, ruinas prehispánicas y nuestra cultura, no es de a gratis que el Museo Nacional de Antropología sea el recinto de este tipo más visitado de México.
José logró que las arcas tributarias del Estado siempre sonaran como una caja registradora que incidía en ingresos para compositores, disqueras, productores, tiendas departamentales que vendían sus LP´s, televisoras, inmuebles de espectáculos, recintos feriales; la caja sonaba bonita, solo por gratitud México le salió debiendo un homenaje de Estado, está demás mencionar el desafortunado desenlace, donde el jefe de nuestro Estado decía que la mejor manera de recordarlo era escuchando su música.
Si José hubiese sido Inglés, Francés o Norteamericano, las múltiples orquestas del Gobierno hubieran montado homenajes, las embajadas generarían información a los medios, buscarían crear memorabilias, exposiciones en las estaciones del metro, el transporte público, el sistema de radiodifusión del Estado hubiera convocado a intelectuales a recordarlo en todos los ámbitos, las universidades estarían haciendo ciclos para estudiar su técnica vocal, su influencia generacional, ¿cómo, cuándo, dónde y por qué era el Príncipe de la canción?.
El martes pasado en una videoconferencia con los miembros de ADEEM (Asociación de Empresarios del Entretenimiento en México), más de 60 grupos de primer nivel del género popular y la Secretaría de Cultura Federal encabezada por la Licenciada Alejandra Frausto, pude expresarle de viva voz la emergencia que viven los creadores, la fuga de los artistas que más dinero generan, no confían en nuestras instituciones, México los hace y otros países disfrutan de administrar su obra, solo recordar que Juan Gabriel, Joan Sebastian y José José, tienen su obra bajo el amparo de las leyes Norteamericanas, debe verse a los creadores como lo que son: “motor de desarrollo económico”, la cuarta transformación no permeará si faltan los artistas, músicos, compositores, productores, artesanos, toda la economía naranja, deben ser apoyados, vigilados, comprendidos.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.