(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
Creadores de contenidos sumergidos en las injusticias de siempre.
El pasado 29 de diciembre a las 22:30 horas se proyectó el estreno en canal 22 el documental «Timbiriche: la misma piedra» de Carlos Marcovich, para muchos pudo ser sorpresivo que el canal cultural de México transmitiera este filme que narra la historia de las experiencias vividas de los inicios del grupo Timbiriche con los integrantes, aun infantes; Sasha, Alix, Mariana Garza, Benny Ibarra, Diego Shoening y Erik Rubín para después relatar la gira del reencuentro que realizarón en el 2008, relatos de todos los miembros así como del equipo musical y producción.
El día a día, el tu a tu es lo que muestra en imágenes, pero además hace ver lo complicado que es ser creador en México, la hegemonía que por décadas tuvo Televisa, el como marcaba los compases para definir la vida y muerte laboral de quienes formaban la autodenominada «fábrica de sueños», una auténtica «fábrica de pesadillas» por las múltiples violaciones a derechos humanos, abusos en contra de los diversos talentos que pasaron por allí.
Cuando vi el promocional acepte gustoso la invitación para reservar el mejor sillón de mi hogar a lado de quien quisiera compartir ese tiempo conmigo, lo anuncie varias veces durante el día solo el «tuercas» un viejo Pastor inglés que me acompaña desde hace 5 años estuvo al pendiente de mis movimientos.
Lo que me habló del desinterés de las nuevas generaciones por conocer la historia musical de su familia, no hay cultura de preservación, solo nostalgia.
Nunca pensé que vería sufrimiento, impotencia, dolor, resaca de explotación de los miembros de la banda, por parte de los dueños del concepto, Televisa, el videodocumento está finamente tratado desde el cuidado en la mención de los nombres que se usan, políticamente correcto; comprendí que lo que he dicho es cierto el creador en México es el último eslabón en los procesos de producción, en la comprensión de protección de el marco jurídico mexicano.
Ellos cómo muchos creadores soñaron con llevar a cabo el espectáculo, exponerlo para múltiples conciertos, sin tener aún el consentimiento de la empresa dueña de la marca y reserva artística, vivieron lo que vivimos todos los inmersos en la creación: injusticias, vejaciones e impotencia, si no es con la bendición de Televisa no sucederá.
El escenario ha cambiado; hoy hay otros jugadores nacionales que se suman, TV Azteca e Imagen, va naciendo el Heraldo TV aún queriendo ser cadena, Multimedios sigue con sus fortalezas locales en el norte del país, para ver la consumación de la democracia televisiva aún falta al menos una década.
Actualmente la santidad para lograr algún proyecto medianamente rentable es solo con el apoyo comercial de alguna televisora o la suma de al menos las dos grandes preponderantes del mercado; la televisión pública debe comprender su papel, asumir responsabilidad ante los creadores, ser facilitadores de la generación de contenidos e impulsar la creación.
El creador a todos los niveles se ve coptado, vulnerado e incluso me sorprendió que en el primer concierto la cámara enfoca en camerinos a Margarita Zavala, entonces primera dama, líderes de opinión como López Doriga, empresarios, artistas, el círculo rojo; y ni así el creador deja de padecer.
Timbiriche marcó una época de contenidos, de consumo, crecimos con su música, soñábamos ser como ellos e incluso fueron nuestros amores imposibles alguno de los integrantes, pero lejos de formar parte de una generación, son generadores de riqueza para compositores, arreglistas, productores, músicos, bailarines, ingenieros, forman parte de una industria no reconocida formalmente.
Si todos somos mexicanos, minorías o mayorías formamos parte de una sociedad, de una colectividad, somos comunidad, las injusticias a los creadores, son injusticias a la creación, a la identidad de un pueblo, a sus creencias, es un atentado a la dignidad de las personas, es violatorio de múltiples derechos humanos, económicos, sociales, culturales e incluso políticos.
Pues la indiferencia es discriminación, violencia pura.
Carlos Arturo Martínez Negrete es productor musical, defensor de derechos humanos, investigador sobre la preservación del patrimonio cultural, también conocido como «Carlos Lima» 🐦@charlylima