
Ráfagas: Bienestar Hidalgo ¿va por casas abandonadas?
Email: [email protected]
Apenas hace un mes fue presentado el Plan Municipal de Desarrollo de la capital de la transformación (PMD, 2024-2027), que se suma al también promulgado en el Diario Oficial de la Federación, Plan Nacional de Desarrollo (PND 2025-2030). Ambos documentos de planeación, juntos con el actual Plan Estatal de Desarrollo Hidalgo (PEDH, 2022-2028), son los omnipotentes instrumentos territoriales para lograr el deber ser en las mejoras de condiciones de la población. Recordar que éste último, marca el inicio de nuevas formas de concebir al territorio hidalguense, se ancla a través del cuatro Acuerdos, honrando así, según el citado documento, a los compromisos asumidos ante las y los hidalguenses por parte de la administración estatal vigente. Es así como el PMD se empata/alinea con el PEDH, más aún suma ciertas condiciones a alcanzar, los llamados Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 (un mito programático internacional que ya nos alcanzó).
Paradójicamente sobre los referidos instrumentos de planeación, no existe evidencia conceptual mucho menos referencial, interpretativa y/o de definiciones, del llamado Humanismo Mexicano (columna vertebral de la ideología de la Cuarta Transformación). Para el Gobierno de México (PND, 2025-2030), el Humanismo Mexicano reconoce que el crecimiento económico debe ir de la mano con el bienestar de las personas y la protección de nuestros recursos naturales; es decir, más que crecimiento económico, el modelo procura desarrollo económico. Así pues, añade el PND 2025-2030, la Cuarta Transformación ha cambiado el modelo de desarrollo, inspirada en la fecunda historia de México, el amor al pueblo y la honestidad, que nutren al Humanismo Mexicano, regenerando la vida pública.
Quizás con la publicación del PND 2025-2030 sea la justificación necesaria para afinar, rectificar y consolidar las visiones de incidencia de la política pública territorial local, pues no es menor la actual importancia sobre los municipios hidalguenses en el desarrollo y crecimiento del país (a cambio del vital líquido, quizás); por ejemplo, en Tula se realizará el proyecto de economía circular más ambicioso del mundo; el tren de pasajeros Ciudad de México a Pachuca; nuevos polos de desarrollo, producción inmobiliaria para todos; por mencionar algunos. No vaya ser que después, se vuelva nuevamente a afirmar en algún instrumento de planeación que: los enclaves económicos mineros, la industria cementera y el cultivo del maguey y sus derivados, pese a que generaron empleos locales, también produjeron desigualdades regionales y sociales. La realidad de la histórica económica de Hidalgo, coincide en afirmar que la política local en turno, fueron simples espectadores de las lógicas nacionales, eso sí acaparadores de los factores económicos: tierra, trabajo y capital.
¡Al Tiempo!