Así no, presidenta
Twitter: @OswaldoRamirezG
Rabindranath Tagore. Filósofo, poeta y literato indio (1861-1941).
Este fin de semana en redes sociales la comunidad académica y estudiantil convocó a un mitin pacífico frente a las instalaciones del CIDE con el objetivo de defender a dicha institución “del asalto y autoritarismo que la directora de Conacyt y la malévola 4T”. Utilizando el hasthtag #ASALTOALCIDE en sus consignas y argumentando respeto y autonomía de dichas las autoridades. Este mismo fin de semana la Dra. Álvarez-Buylla directora de Conacyt instó a la suspensión de cualquier proceso y aglomeración previendo la situación de pandemia.
Pues bien como lo mencioné en mi nota hace un par de semanas, el paro y la movilización de alumnos de dicho centro, son solo una herramienta maniquea en el ajedrez poco efectivo de la oposición política. Como siempre serán los alumnos los que se enteren hasta el último de hasta dónde y cómo escalará esta problemática a capricho e ilegalidad de un grupo sectario.
Ahora bien, aun si estuviesen en lo cierto, dudo mucho que el aforo amentase en lo más mínimo, pues no de trata de conglomerados universitarios como el IPN o la UNAM. Ello porque uno de los factores por los que estos colegios e institutos son apáticos para la sociedad es por la lejanía y elitismo que a lo largo de años ha generado desde sus aulas. Si bien comulgan con el libre pensamiento e inclusión, la realidad es que tanto sus autoridades como sus egresados son indiferentes y sectarios a los verdaderos problemas de la sociedad. No solo es el caso del CIDE sino de todas las instituciones académicas paraestatales de este tipo.
En este sentido otra de las que ha levantado la voz en contra de las “injusticias y recortes presupuestales” es el Instituto Mora, quien por cierto el año pasado cumplió cuarenta años de creación, y que además de intentar mayor presencia en medios electrónicos y prensa, instó para que una de las asambleas que discutiría los destinos del CIDE se llevara a cabo en las instalaciones de su edificio en la calle de Poussin. Quizás el vínculo y solidaridad se entienda más allá del nexo académico en la relación que algunos de sus académicos La Dra. Rojas adscrita al Instituto Mora es esposa del Dr. Meyer, catedrático historia en el CIDE.
Infortunadamente hoy no vengo a escribirles sobre ese espíritu cooperativo y la simulada consciencia social tanto del CIDE como del Mora. Tampoco sobre el prestigio y constancia que guardan sus posgrados, ni de la importancia académica de las revistas Secuencia, BiCentenario y ALHE (América Latina en la Historia Económica) pertenecientes a ésta última mencionada. Mucho menos de la importancia y gran acervo documental y bibliográfico que custodia su biblioteca “Ernesto de la Torre Villar”. El aporte del Instituto Mora en la historia, ciencias sociales y la sociología no está a discusión, el problema como en la mayor parte de los casos son los mandos administrativos y académicos.
Al igual que el CIDE, el Instituto Mora se desangelo más pronto que tarde de MORENA y la 4T. Lejos de crear una atmosfera de reconciliación prefirió el doble discurso, generando pánico en su alumnado y personal bajo e intermedio con el afán de defender no sus derechos en conjunto, sino sus privilegios cupulares.
En teoría en el Instituto Mora se pregone la crítica e inclusión, pero pese a que pueda haber catedráticos que comulguen con distintas ideas, difícilmente estos serán mantenidos con un peso importante en los puestos directivos. Si no pregúntenselo a un desangelado Hernán Gómez quien prácticamente le tocó salir por la puerta de atrás debido a que en un inicio comulgó muy de cerca con personajes e ideales de MORENA. Mejor aún, preguntemos a la Dra. Calderón Chelius, invitada recurrente al programa de internet de SinCensura de Vicente Serrano ¿Por qué en cierta ocasión cuando el periodista inquirió obre posibles asuntos de corrupción al interior del instituto la investigadora minimizó el cuestionamiento?
Para algunos docentes y alumnos es difícil manifestar una ideología opuesta a los cánones prianistas sin por lo menos sufrir ligero hostigamiento, principalmente por parte de algunos académicos. Si bien no existe una censura como tal, sí en cambio hay un monitoreo de alumnos y docentes. Control que los llevaba hasta antes de la pandemia a vigilar correos electrónicos, implantar micrófonos en algunas áreas comunes e incluso enviar alguna secretaria a las áreas comunes de descanso a la misma hora que los alumnos de posgrado tenían receso con la finalidad de enterarse que charlaban los estudiantes en sus ratos libres.
Curioso que con este tipo de “marcaje personal” existan hasta la fecha casos penosos y graves de robo de material de cómputo y celulares de alumnos, ex alumnos e investigadores al interior de sus instalaciones.
Hasta 2018 se tenía un registro sobre el robo de tres computadoras personales dos de ellas de alumnos de posgrado y una de un investigador externo. Al igual que todos los casos, el robo de la computadora personal del catedrático invitado, quien horas antes de presentar su conferencia “extravió” su computadora con material invaluable para una de sus investigaciones, fue tratado con sigilo por parte de las autoridades y académicos anfitriones. A la fecha se desconoce si realmente recuperó su información.
En el caso de los dos estudiantes de posgrado el proceso se tornó tortuoso. Antes de hacer la denuncia correspondiente, se insistió en la búsqueda de ambas computadoras al interior del instituto, pese a que para ingresar a cada sede (Sede Plaza y Sede Poussin) es indispensable verificar su entrada y salida en un puesto de vigilancia, la pesquisa fue infructuosa. Sin embargo, en ciertos controles de seguridad de cámaras y accesos restringidos se les impidió la pesquisa a los alumnos, este hecho generó hasta cierto punto sospechas por parte de los afectados.
No conformes con la desagradable situación de ambos, inicialmente las autoridades lejos de apoyar y reemplazarles el equipo perdido, insistieron en que era culpa suya. Luego del desgaste en la delegación y en las oficinas administrativas, a regañadientes la administración del Instituto Mora remplazó el equipo de los alumnos de acuerdo a su voluntad, es decir con computadoras personales por debajo de la calidad y del monto de las extraviadas.
A pesar de este sinsabor, la sociedad estudiantil por vez primera en mucho tiempo intentó se solidarizó con los afectados, lo que dio paso para la creación de un incipiente consejo estudiantil, mismo que fue demeritado por administrativos y académicos hasta años recientes en donde valiéndose de su doble discurso se sirven de el para confabular en contra de las iniciativas del Conacyt de la 4T.
Finalmente un caso anterior a estos sucedió a otra alumna, quien al extraviar su celular se dio a la tarea inmediata de investigar y después de tener pruebas contundentes de los responsables logró negociar con la coordinación y oficina administrativa la devolución de su aparato móvil so pena de no levantar una denuncia. La pregunta entonces es:
¿Existe complicidad por parte de las autoridades administrativas? Con certeza serán estas las que tendrán que dar estas y muchas más explicaciones. Esperemos más pronto que tarde comulguen con la congruencia de la que se jactan y que el horizonte de los futuros académicos y docentes de dicho centro se vea lejos de manifestaciones maniqueas como la que al cierre de esta nota están ocasionando un puñado de estudiantes del CIDE en una arteria vial de la carretera México-Toluca.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.