
La calculada victimización
Twitter: @OswaldoRamirezG
“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”
Cicerón
Seguramente cuando Marco Tulio Cicerón (enero 3 de 103 a. C. / 7 de diciembre de 43 a. C.), filósofo, cónsul, escritor, jurista, político y orador de la antigua República Romana pronunció estas palabras se refería a que la grandeza tanto del hombre como la de la República subyacían en el conocimiento, en la lectura y no solo en la acumulación de tomos sin abrir en una biblioteca fastuosa. Aunque para el desarrollo lector se necesitan condiciones óptimas de inspiración tal y como este mismo filósofo se refiere al señalar que “si cerca de una biblioteca tenéis un jardín ya no os faltara nada”.
En fin, habrá quien coincida con cuales son las condiciones ideales para poder disfrutar de una amable lectura; un espacio cómodo, agradable vista, tacto y degustación, es decir con un café y con música clásica incluida o bien en completo silencio. No obstante, no siempre se puede gozar con estos beneficios. Quienes somos asiduos a este hábito podemos adaptar las condiciones y maximizar el tiempo en este deleite engullendo párrafos y textos de camino al trabajo a la escuela o en un simple traslado ya sea yendo en automóvil particular, combi, micro, metro y metrobús (tuzobus para aquellos que viven o se trasladan por la capital hidalguense).
Algunos especialistas recomiendan leer por lo menos de 20 a 30 minutos diarios, este hábito contribuye al desarrollo y fortalecimiento del habla, la gramática y la ortografía, bueno eso en teoría porque como sabemos, hoy en día no solo se trata de leer por leer; no es lo mismo leer una novela de ficción de Julio Verne que las notas ociosas de diarios, pasquines y blogs amarillistas los cuales ya no solo están a la mano en puestos de revistas sino por medio del celular, computadora o tablet, a cuyo caso cabe mencionar además que pese a que la lectura en un inicio estuvo relacionada directamente con la fuente física por excelencia, el libro, ahora podemos encontrar libros en dispositivos electrónicos.
Para el caso que nos compete hoy hablaremos del libro tradicional y la conmemoración de su día. El libro es la herencia física y escrita que la humanidad plasma de diferentes temas. Es por ello que se instauró el 23 de abril se celebra el “Día Internacional del Libro”, el objetivo además de fomentar la lectura es incentivar la industria editorial y la promoción y protección de los derechos de autor. Quienes somos asiduos a este hábito sabemos que más allá de las promociones ingeniosas de una marca editorial cuyos colores son el amarillo y el morado, no son el límite y si bien previo a esta fecha las librerías y casas editoriales sacan promociones y ofertas, existen dos lugares que son la meca de todo lector mexicano; la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería en la Ciudad de México celebrada entre los meses de febrero y marzo de cada año, y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, por lo general en el mes de noviembre, lo anterior claro a reserva de que cada universidad estatal conmemora de manera independiente dicha fecha en diferente fecha según sea el caso.
Ahora bien ¿Cuál es el antecedente para el establecimiento de esta fecha exacta? A partir de 1988 la UNESCO promovió la conmemoración de este evento, aunque no se tenía como fija una fecha en particular. Para el 15 de junio de 1989 varios países celebraban de manera indistinta el Día del Libro, sin embargo no fue sino hasta el 2010 cuando el acontecimiento alcanzo mayor popularidad. La discusión en torno al porque el 23 de abril fuera la fecha indicada de manera general fue llevada al pleno de la UNESCO desde 1995 pues precisamente un día como ése pero de 1616 murieron William Shakespeare, Miguel Cervantes y Garcilaso de la Vega, tres notables escritores y dramaturgos de la época de oro de la literatura.
La fecha también coincide con el nacimiento de otros autores como Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nakov, Josep Pla, Manuel Mejía Vallejo y William Wordworth. A esta lista se agrega el escritor hidalguense Jorge Antonio García Pérez, oriundo del municipio de Progreso de Obregón, quien este 2020 cumplió 65 años. Del haber literario de este autor cabe señalar los premios y distinciones que ha recibido entre los que destacan el Premio Nacional de poesía Crea 1986 por “Música de llanto de luna”. Premio Genaro Guzmán Mayer en 1988 por “Nostalgia del cayuco”. Premio Ópera Prima Miguel N. Lira en 1991 por “Gente de costumbre”. Ha destacado también en la escritura de cuentos infantiles, poesía y teatro, entre ellos la Lotería hidalguense (poesía y juego para niños), Los niños del ingenioso Hidalgo, Ayelén y los conejos de colores, Música de llanto de luna, Escuiatlicoátl el niño serpiente y Los pájaros duermen en el suelo.
Ahora bien, vayamos a lo triste de esta fecha ¿Qué tanto lee el mexicano promedio? Las cifras no son alentadoras. Según los resultados del Censo 2020 del INEGI los mexicanos han leído gradualmente cada vez menos en los últimos cinco años; mientras que en 2016 la cifra reflejó un 45.9% de lectura promedio la cifra retrocedió de manera drástica. En 2017 45.3%, 2018 45.1% y 42.2% en 2019, para 2020 esta cifra se redujo hasta 41.1% lo que representó una disminución de casi 5 puntos porcentuales en menos de un lustro. Lo que nos deja en un consumo promedio por de 3.4 libros por año. Esto sin considerar el impacto que al día de hoy la industria editorial ha tenido por lo que las bajas porcentuales podrían ser peores.
En un país en el que aún no hay una homologación del todo en cuanto al salario y vida digna, y en el que el privilegio y los costos de la industria del entretenimiento electrónica representada por plataformas en internet es más viable pone un en mayor desventaja el consumo de libros, si consideramos además que los ejemplares de novedad y de editoriales conocidas oscilan entre los 200 y 350 pesos por ejemplar. La disyuntiva es clara ¿Un consumidor promedio que prefiere? ¿Arrendar un paquete digital que le permita ver series, redes sociales y de paso bajar libros por un costo no mayor a los 200 pesos? O bien ¿Comprar un libro de novedad que oscile entre los 200 y 350 pesos? Si a esto se le suma la venta de obras apócrifas por editoriales de mayor tiraje pero de menor calidad (libros piratas) así como la adquisición ilegal por medio de archivos de internet. Entendemos pues que el leer no es una prioridad ni mucho menos es un hábito atractivo para más del 40% de la población en general.
Luego entonces volviendo a la frase inicial de Cicerón si no hay libros ¿De qué se alimenta el alma? Sin libros ¿Podemos decir que este pueblo es sabio? ¿De dónde viene su sabiduría? ¿De las TvNotas y de la basura mediática de las cadenas principales de televisión? O mejor aún ¿De la desinformación de youtubers a favor en contra de este gobierno (según sea el caso)? En el mejor de los casos ¿Será que la sabiduría de este pueblo venga de las divagaciones toreadas que nuestro presidente da en cada conferencia Mañanera? Habrá que sumar a esto la gran tarea que tiene el actual director del Fondo de Cultura Económica, el escritor Paco Ignacio Taibo II, cuyo caso el mérito para de este cargo fue ser fundador de “Para Leer en Libertad, A.C.”, proyecto cultural de fomento a la lectura y de divulgación de la historia de México. Por lo pronto ya hay ediciones económicas a precios accesibles por dicha editorial (de hasta 30 a 50 pesos). Aun así la tarea no suena nada fácil. Buen lunes, buen cierre de mes y Feliz Día del Niño.