Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente>>
John Maynard Keynes. Economista inglés (1883-1946).
Aprovechando la similitud (aunque no el significado) de la palabra, haré una breve alusión a la pírrica victoria en las urnas del Partido Acción Nacional (PAN) las pasadas elecciones. De pena ajena el liderazgo de Marco Cortés, y su célebre listado de “presidenciables”, senadores y diputados, gran parte personajes fascistoides que van desde aquellos defensores de la fiesta brava hasta los “reflexivos” que en su intentona por ridiculizar al partido en el poder, se arman corrientes fabulillas vacunas. Su mínima victoria en los comicios electorales es un claro reflejo de su caducidad como propuesta política. Pese a que lo quieran disfrazar, dos de seis no está ni por asomo cerca de su recuperación en las preferencias electorales. Toca a ellos destrozarse solos y hacerse tontos simulando victoria.
Ahora bien, la debacle del PAN en gran medida se debe a que su papel como oposición se ha centrado en rabietas y cercos irracionales sin ton ni en contra de las propuestas de la 4T. Su posición refleja frustración política y clasista, la cual no le interesa conectar con la sociedad sino recuperar sus beneficios y privilegios. A la fecha, no ha presentado una iniciativa de ley que tienda a reflejar preocupación y bienestar a los problemas sociales de México. En pocas palabras, su actitud egoísta e infantilismo político le hace aún más gordo el caldo a nuestro Huey Tlatoani Andrés Manuel López Obrador. Para más, el conservadurismo panista de siglo XXI haría rabiar de enojo hasta al propio Lucas Alamán, y esto es mucho decir.
En fin. Volvamos al punto, el tema central de esta nota a cuyo caso hago referencia entrecomillada en el título a una canción interpretada por Germán Valdés “Tin Tan” en la película, ¡Ay amor… Cómo me has puesto! (1951) y que en años recientes se ha vuelto en la propaganda de venta para muchos panaderos. El pan, ese singular alimento conformado por una gran variedad; bolillo, telera, rejas, conchas o cocoles, entre otros. Su riqueza y adaptación es infinita ya sea como complemento insustituible en el café, el desayuno y la merienda o como parte óptima de alimentos como molletes, tortas y guajolotas (tortas de tamal). Quizás junto con la tortilla, el pan es uno de los alimentos con más variedades, y que de manera regular no falta en la mesa de las familias mexicanas.
Seguro estoy que el 90% de los lectores han constatado el alza gradual del precio en este alimento durante los últimos cuatro meses. El costo se ha elevado en algunos casos de 20 a 30% por unidad; en algunas regiones del país el bolillo alcanza los 6 u 8 pesos mientras que la pieza de dulce oscila 8 y 10 pesos. De esta manera, el pan se suma al huevo y las tortillas como los alimentos de la canasta básica que han elevado estrepitosamente su precio en el último bimestre. Pero ¿A qué se debe el alza de dicho producto?
Si bien la crisis económica mundial actual es reflejo de los efectos de la pandemia y el reajuste de las economías y mercados mundiales, también es cierto que esta situación se ha agravado a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. El bloqueo comercial impulsado por Estados Unidos y la OTAN en contra de Rusia, ha recrudecido el precio del gas y petróleo afectando gran parte de Europa. Pese a que dicho bloqueo tenía por objetivo minar las finanzas del gobierno de Vladimir Putin, lejos de hacerlo le abrió un nuevo mercado, particularmente con China. Mientras que Europa por su lado, compra dichos minerales a sobreprecio por parte de empresas estadounidenses.
A este factor se suma la escasez de fertilizantes, de quien Ucrania detenta la producción mayoritaria a nivel mundial, y que por causas de la guerra su fabricación y distribución se ha visto detenida. En este sentido México importaba gran parte de estos del susodicho país, por lo que desde que inició el conflicto el abasto se ha visto afectado, siendo sustituido de manera parcial por importadores canadienses y sudamericanos. No obstante, los efectos negativos en la producción agrícola ya se están resintiendo, y por lógica el precio del trigo (harina) como de otros productos se elevaran con el paso de los meses, más aun en algunas zonas en las que además de la insuficiencia de fertilizantes se agrega la sequía.
Aunque no se depende de manera directa de la importación de trigo de Rusia y Ucrania, son precisamente estos dos países los que proveen casi el 30% de la producción mundial del trigo. Consecuentemente la escasez regional que afecta directamente a Europa, parte de Asia y África llevan la peor parte. Sobre todo este último, ya que a diferencia de los dos primeros, al no contar con economías y medios de abasto sólidos es probable que a corto plazo se presente hambruna en varias regiones. Pero dado a que como no son Occidente ni el mundo de los blancos capitalistas, difícilmente veremos en las noticias los efectos catastróficos de desnutrición y descontento de los pueblos africanos.
Finalmente, las limitaciones y ajuste en nuestros bolsillos se resienten también en el precio de galletas, panes y pastelillos procesados. No es de sorprender que marcas como Bimbo, Marinela, Lara o Gamesa hayan elevado el costo de todos estos, los que por consecuencia mermarán en calidad y cantidad por pieza disponible al consumidor. Pese a este infortunio me sumaré a lo que promueve nuestro presidente continuamente en sus conferencias mañaneras sin afán de boicot; consumamos productos de nuestras panaderías locales, del triciclo o del carrito que pasa por las tardes. Promovamos el consumo de nuestros pequeños productores y en su defecto, quienes puedan saquen sus revistas de repostería y pan casero y ¡manos a la obra! No se queden sin el pan nuestro en sus hogares.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.