Ráfagas: Voracidad panalista
No corresponde a la realidad el optimismo desbordado de las autoridades gubernamentales a partir del dato nada despreciable del repunte del empleo registrado por el IMSS durante abril, siendo que la inflación se ubica en 6.08 por ciento y, en ella, los precios de la canasta básica están en niveles extraordinarios, la recesión parece alargarse, al tiempo que se pretende que el consumo resuelva el problema del crecimiento.
Puede ser que esa idea busque que en la votación del 6 de junio no se considere al magro desempeño de la política económica como una razón más para dejar de apoyar a Morena, el partido en el poder.
Horas antes de que el Banco de México decidiera por unanimidad mantener en 4 por ciento la tasa de interés, en Estados Unidos se encendieron las luces de alarma porque su inflación también alcanzó un nivel de 4 por ciento, que no se había visto en casi 12 años, aunque allá es el producto de un amplio programa de estímulos económicos para enfrentar los estragos de la pandemia del CoVID-19, equivalente a 20 por ciento del PIB, que no tienen comparación con los apoyos del gobierno mexicano por poco menos de 0.8 por ciento.
La inflación en Estados Unidos en el escenario pandémico global constituye un riesgo porque plantea un proceso de sobrecalentamiento de su economía que podría abrir una guerra mundial de tasas de interés y el levantamiento de barreras comerciales y que, en el caso mexicano si nos va bien, se acelera la vacunación y se empieza a trabajar en favor del estado de Derecho, podría tener un efecto similar al del último cabús del tren de una montaña rusa.
Entre los elementos considerados por el Banco de México para no mover la tasa de interés ante las presiones inflacionarias sobresalen las inminentes presiones de los precios internacionales, con ello el incremento en los costos de los bienes y servicios costos y las reasignaciones de gasto, así como la persistencia de la inflación subyacente (que corresponde a los precios que no están sujetos a decisiones de carácter administrativo, estacionalidad o alta volatilidad) y la depreciación cambiaria.
Dicho llanamente, nuestra economía está mal, a pesar del esquema superavitario neoliberal propuesto desde el inicio de su mandato por el presidente López Obrador, o quizá por eso.
La Tasa de Interés, explicó el Banco Central, no puede subir porque la Inflación supera el nivel de 6 por ciento, un nivel no visto en nuestro país desde 2017, pero tampoco puede subir la tasa porque la recesión aún persiste. Recordemos que el PIB nacional se ubica en niveles de (-)4 por ciento que, como Kalimán, piden serenidad y paciencia.
El problema es que no hay alicientes para promover la inversión privada, que en más de 24 meses se ha mantenido estancada y por el diferencial entre inflación y tasas, cualquier ejercicio de ahorro es francamente negativo: es poner dinero bueno al malo.
Y hacia adelante no se ve un panorama mejor, aunque no todo es malo. Tenemos que en abril se crearon 44 mil 744 puestos de empleo formal. Eso es bueno, pero lo malo es que faltan medio millón de empleos para alcanzar el nivel existente antes del confinamiento, lo que no se ve fácil porque la inversión privada no puede caminar en un ambiente de decisiones políticas centralistas, en un clima de inseguridad creciente y con un política de optimismo a partir de datos aislados.
Lo que se advierte es una política monetaria que favorece el consumo tanto aquí como en Estados Unidos que puede derivar en más inflación y su posterior efecto en tasas. Si bien actualmente el diferencial de tasas de Estados Unidos y México no es un factor para considerar una salida de capitales, todo será distinto si allá, por la inflación suben sus réditos. Entonces sí, las cosas serán muy difíciles.
De cara a las elecciones, hay que tener claro que la elevada inflación mexicana no responde a un incremento de demanda por efectos productivos ni por estímulos a la planta productiva y el empleo.
La intención parece mostrarnos la luz al final del túnel, pero podría ser la señal que anuncia un choque de trenes.
@lusacevedop
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.