Ráfagas: Denuncian corrupción en Tribunal de Arbitraje Laboral
PACHUCA, Hgo., 24 de agosto de 2016.- Aquel proverbio latino que dice “Vox populi, vox Dei” parece una aclamación o elogio para los políticos cuando son elegidos y suena a desgracia cuando son evaluados negativamente, dicha frase clásica marca la creencia de que la voz de dios se expresa por medio de la opinión popular, por medio de lo que dice la gente ordinaria, eso es lo que forja el valor de la opinión pública, la cual técnicamente es la suma de todas las opiniones individuales.
Antiguamente las creencias populares eran vistas con prudencia por los príncipes (sin que necesariamente hubiera una democracia), ellos tenían cuidado de no contravenir al pueblo en sus credos, o era el equivalente a una blasfemia así fueran ideas espirituales o políticas; las creencias daban también al gobernante un pulso respecto a su labor y su futuro. Desde luego que para saber lo que dios expresa, es necesario tener un método, pues es imposible saber todas las opiniones. El método es eminentemente científico, se trata de encuestar a las personas y tener un resultado numérico preciso, pero eso es imposible encuestar a un universo tan amplio de población, entonces al método se le añaden más procesos, por ello se hacen muestreos probabilísticos para conocer, de una parte del universo, qué se dice o se cree, considerando un margen de error.
El actual gobierno estatal va de salida, y ante esta situación, evidente es la existencia de opiniones diversas de la gente, y hay que buscar las muchas, las que trascienden o predominan, basta subir al sistema de transporte Tuzobús para simplemente ver cómo la gente no deja de quejarse del sistema y comentar los inconvenientes como la funcionalidad y el costo, endilgando dichos inconvenientes al gobierno estatal, que es quien abanderó este proyecto y de pasadita la gente expresa lo mal que le parece la obra en la Plaza Independencia y expresa sus antipatías por el Presidente Municipal de Pachuca.
Sería interesante que un funcionario se disfrazara para no ser reconocido y caminara por las calles para escuchar lo que de él o de su gobierno se dice, bien sabemos que si nos topamos a un político de frente hay algo adulación o cierta cortesía, aunque ya se empieza a manifestar la indignación y el hartazgo de frente cuando éste se generaliza. Las voces predominantes que desvirtúan a un gobierno o la crítica a veces se dan muy lejos de la política palaciega y se dan más en los escaques sociales en donde la gente padece las consecuencias graves de las malas prácticas políticas.
Y no dudemos que nuestro gobierno haya contratado a empresas encuestadoras para saber si la aprobación ciudadana (evaluación del gobierno) le daba posibilidades al partido en el poder para volver a ser elegido (encuestas de opinión). Ahora, lo interesante es saber qué hacen con las encuestas una vez realizadas, pues de ahí se deben tomar decisiones de enmendar los resbalones o también existe la tentación de manipular para que la opinión pública mejore o se pueda reducir la indignación que pueda prevalecer.
Entonces hay que asumir que las encuestas son importantes y son el mejor instrumento para conocer a la opinión pública, pero claro, lo más interesante es saber qué tanto aceptan los resultados adversos y si tomarán decisiones atinadas. Si una encuesta (que no sea un estudio electoral) trae resultados adversos, la conducta habitual del político que no está de acuerdo es la descalificación de la encuesta y el seguir “durmiendo en sus laureles”, quizá no analizan las circunstancias o la metodología que hizo que la gente se voltee en opinión contraria y no evalúe bien al gobierno, pensemos en tantos personajes que por no hacer caso a la opinión pública fracasaron en sus objetivos.
Durante el pasado proceso electoral del día 7 de junio una casa encuestadora, famosa por haber tenido por años una alianza con el noticiero del mayor consorcio de medios del país: Televisa, presentó el estudio denominado: “¿Quiénes votaron el 5 junio? El caso de Hidalgo”, si vamos a creerle a este estudio veamos la metodología que el sitio de Consulta Mitofsky describe en este estudio: se hicieron 3617 cuestionarios en 100 secciones electorales de todo el Estado de Hidalgo (Hidalgo tiene una lista nominal de 1 923 838 electores y 1766 distritos), se buscaba saber “a boca de urna” por quién habían votado los electores, este ejercicio también buscó saber algunas opiniones respecto al gobierno de Enrique Peña Nieto y de Francisco Olvera y también la percepción de la gente en su preocupación social respecto a la economía, la corrupción o la inseguridad, todos esos datos se cruzan y dan a entender los factores que hicieron que la gente decidiera su voto.
La encuesta destaca, entre otros datos, que la aprobación de Enrique Peña Nieto es de un 36.5%, en contraste hay un 59.4% de personas descontentas con su administración, mientras que con respecto a José Francisco Olvera Ruiz se manifestó un 43.5% de aprobación y un 50.9 de personas que no están de acuerdo con el gobernador saliente.
Es evidente que el descontento es con los personajes y no tanto con su partido político pues el ganador de la gubernatura volvió a ser el PRI, pero como dice la conseja popular de que “no hay que dar ni todo el amor ni todo el dinero”, los ciudadanos se en el proceso electoral eligieron gobernador de un partido pero fueron por otras opciones políticas en los cargos de Diputado Local y Presidente Municipal.
La encuesta también revela que el 37.6 % de los hidalguenses está preocupado por problemas como la economía, el 30.5 % por la inseguridad y el 28% por la corrupción, cifras que explican a todas luces los descontentos sociales. La reacción natural de José Francisco Olvera Ruiz fue no estar de acuerdo con esta reprobación expresada en este estudio de opinión, incluso dijo que Consulta Mitofsky actuaba en su contra porque dicha empresa no fue beneficiaria de su gobierno con algún contrato. Lo que pasó en Hidalgo no fue singular, algo parecido ocurrió en otras entidades en donde el cambio de gobierno será con cambio de color, pero en Hidalgo aún el PRI tiene un voto de confianza.
Esto da mucho qué pensar al nuevo gobierno estatal, la opinión pública advierte que hay que cambiar de estilo o de plano se perderá la poca confianza que queda. En otras palabras puedo decir que la encuesta que condena al gobierno de Olvera es la misma encuesta que le indique a Omar Fayad Meneses qué es lo que debe hacerse bien para tener aceptación en la opinión pública. Este es el escenario de Hidalgo en estos últimos días de un sexenio acortado.
La encuesta de Consulta Mitofski puede verse en la dirección: http://consulta.mx/index.php/estudios-e-investigaciones/elecciones-mexico/item/829-quienes-votaron-el-5-junio-el-caso-de-hidalgo